En un viaje épico por el Océano Pacífico, Timothy Shaddock, un marino australiano, y su perra, Bella, fueron finalmente rescatados por pescadores mexicanos tras un largo periodo perdidos en el mar.
El dúo había estado viviendo de sus capturas de marisco crudo y del agua de lluvia que recogían mientras estaban varados en el catamarán de Shaddock, incapacitado.
A pesar de las terribles circunstancias, Shaddock, de 54 años, compartió momentos de serenidad y tranquilidad vividos durante su calvario.
Su fiel perra, Bella, le ofreció compañía e inspiración, lo que le ayudó a mantener la moral. Recordó vívidamente la impresionante luna llena de mayo, que marcó su último atisbo de tierra antes de su eventual rescate el pasado martes.
Con su actitud optimista, su característica barba rubia y su aspecto delgado, Shaddock reflejaba la imagen de un náufrago contemporáneo cuando atendió a los medios de comunicación en el puerto mexicano donde fue desembarcado sano y salvo.
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Su expedición marítima comenzó a finales de abril, partiendo del noroeste de México con destino a la Polinesia Francesa.
Sin embargo, una fuerte tormenta puso fin abruptamente a su viaje, causando graves daños a su catamarán y dejándole sin aparatos electrónicos operativos ni equipo de cocina. Shaddock aún no ha revelado la gravedad de la tormenta ni los daños sufridos por su embarcación.
Para garantizar su supervivencia, Shaddock y Bella se dedicaron a pescar, comiendo sus capturas crudas y bebiendo agua de lluvia como única fuente de hidratación. Shaddock dedicó la mayor parte de su tiempo a reparar su barco, una tarea laboriosa pero esencial.
La primera señal de otra existencia humana llegó tres meses después en forma de helicóptero del atunero María Delia. La tripulación del helicóptero le echó un trago antes de partir, y poco después llegó una lancha rápida, marcando el comienzo de su rescate.
Las imágenes del rescate muestran a la tripulación del María Delia acercándose al catamarán a la deriva de Shaddock, que se había convertido en el hábitat de un grupo de aves marinas blancas. Shaddock, visiblemente aliviado y agradecido, dio la bienvenida a sus rescatadores a bordo de su embarcación.
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Grupomar, la empresa propietaria del atunero, confirmó que su tripulación había proporcionado alimentos y ayuda médica a Shaddock y Bella. El agradecido marino australiano se refirió a la tripulación del María Delia como su "familia".
Bella, la valiente compañera canina de Shaddock, se convirtió rápidamente en una de las favoritas de la tripulación. Shaddock había encontrado a Bella en México, y a pesar de sus esfuerzos por encontrarle un hogar terrestre, ella se mantuvo firme acompañándole en el mar.
Tras su rescate, Bella fue adoptada por Genaro Rosales, miembro de la tripulación del María Delia, que prometió proporcionarle un hogar cariñoso.
Shaddock planea regresar a Australia para reunirse con su familia y amigos. Sin embargo, confiesa su afición a la soledad e insinúa un posible descanso antes de reanudar sus aventuras marineras.
Antonio Suárez, presidente de Grupomar, mencionó que esta misión de rescate podría marcar el último viaje del María Delia debido a la estrategia de modernización de la empresa. Suárez calificó el rescate de "despedida heroica, salvando vidas humanas", e invitó a Shaddock a un banquete de celebración.
¿La primera comida que pidió Shaddock al volver a tierra? Con una sonrisa jovial, pidió "sushi de atún".