El Papa Francisco inició el viernes una visita de dos días a Marsella (ciudad puerto del sur de Francia) con un fondo más político que religioso, pues ésta se produce en plena crisis migratoria, tras la llegada la semana pasada de miles de ilegales a la isla italiana de Lampedusa y cuando Europa debate qué hacer con ellos.
Apenas recién aterrizado, el Sumo Pontífice, que siempre ha estado muy sensibilizado con este drama, lanzó un mensaje claro: “Los inmigrantes que corren el riesgo de ahogarse deben ser socorridos”, dijo en presencia de representantes de otras religiones y tras un breve rezo en la basílica de Notre-Dame de la Garde por los migrantes fallecidos en el mar.
“Frente a este drama se necesitan acciones, humanidad, compasión y oración”, afirmó antes de pedir un minuto de silencio para los miles de fallecidos buscando una mejor vida. En ese sentido, lamentó que demasiadas personas que huyen de los conflictos, la pobreza y las catástrofes ambientales encuentran en el Mediterráneo el rechazo definitivo a su búsqueda de un futuro mejor.
“No podemos acostumbrarnos a las noticias de los naufragios y a asumir las muertes como números”, advirtió. Francisco también reclamó en su intervención auxilio para los migrantes que corren peligro de ahogarse, lo cual calificó de un deber de humanidad y de civilización. Asimismo, fustigó al odioso tráfico de personas y al fanatismo de la indiferencia.
En Marsella, ciudad a la que llegó en la tarde, el Santo Padre rindió homenaje a los marinos y migrantes muertos en el Mediterráneo. De igual manera, aprovechó su discurso en la populosa urbe de Focense para abogar por la cohabitación entre las diferentes religiones. La situación que está provocando el aluvión de llegada de migrantes a la isla de Lampedusa y otras zonas del sur de Italia es “una crueldad, una terrible falta de humanidad”, dijo el Papa durante un discurso.
“A quienes tratan de llegar a las costas europeas, los retienen en campos de concentración libios y luego los tiran por la borda”, afirmó el Pontífice, observando la foto de una madre migrante con su hijo. En Marsella, subrayó el Papa Francisco, “espero tener el coraje de decir todo lo que quiero decir”.
Al llegar fue recibido por la primera ministra Elisabeth Borne. Luego de una oración mariana con el clero diocesano en la basílica de Notre Dame de la Garde, Francisco visitó el Memorial de los marineros y migrantes muertos en el mar, donde presidió un momento de oración tras lo cual se trasladó al Arzobispado. Además ofició una multitudinaria misa en el estadio Orange Velodrome al que asistieron miles de personas.
También presidió un rezo en la basílica de Notre-Dame de la Garde, donde instó a ser “hombres y mujeres con compasión”. Ya fuera del templo, dijo: “Ante un drama tan grande no hay palabras, pero tiene que haber hechos y acciones, necesitamos humanidad”.
En la última semana, unos 10.000 personas han llegado a Lampedusa del norte de África y en lo que va de año más de 120.000 han alcanzado Italia, puerta de entrada a Europa. El primer desplazamiento del Papa Francisco fue precisamente a esta isla y ha lamentado que se haya convertido “en un cementerio”. Lo que ha ocurrido estos días “es una crueldad y una terrible falta de humanidad”, había advertido en el avión papal a los periodistas de la agencia AFP.
Mientras Italia reclama a los europeos solidaridad a la hora de recibir a los emigrantes, Alemania ha suspendido la acogida ante “la presión migratoria” y Francia también ha sido clara al respecto: No los aceptará en su territorio. El Papa Francisco fue contundente y pidió “humanidad” a los europeos: “Hay que resolver los problemas que nos presenta el mar, para la Unión Europea y para todos es importante para poder sobrevivir. Tenemos que enfrentar este problema de forma unida. Componer juntos un mosaico de puentes”, expresó.
“No podemos resignarnos a ver a seres humanos tratados como moneda de cambio, encarcelados y torturados de manera atroz. Ya no podemos presenciar las tragedias de los naufragios causados por el tráfico atroz y el fanatismo de la indiferencia”, dijo.
En lo que va de año, unas 1.300 personas han muerto o desaparecido en el mar intentando llegar a Europa, según la Organización Internacional para las Migraciones.
Aquí puedes ver la celebración de la eucaristía por el Papa Francisco en Marsella el 23 de septiembre
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