En las últimas tres décadas, los hispanos en Estados Unidos han sido protagonistas de una inusual paradoja. Las estadísticas nacionales reportan que tienen menores tasas de mortalidad en comparación con los blancos no hispanos, a pesar de tener mayores tasas de diabetes y enfrentar desafíos como la falta de acceso a servicios de salud, bajos ingresos, barreras lingüísticas y limitadas oportunidades para recibir una atención médica que considere sus circunstancias de vida y trabajo.
Pero esta paradoja esconde una problemática sin atender: los investigadores han fallado en su concepción de entender la salud como reproducción de un único modelo que puede aplicar a todos por igual, incluyendo un único enfoque para las minorías.
Esa ha sido la lucha que ha puesto de manifiesto la Alianza Nacional para la Salud de los Hispanos y que forma parte de la identidad de la organización: no existe una solución única para todos.
"A principios de los años 90, los estados comenzaron a recopilar datos sobre cuántos hispanos morían cada año”, recuerda la doctora Jane Delgado, presidenta y directora ejecutiva de la Alianza durante una entrevista con El Tiempo Latino.
“Hasta entonces, la gente asumía que lo que funcionaba para la comunidad afroamericana también funcionaba para nosotros. Pero la realidad es que, una vez que comenzaron a surgir los datos sobre los hispanos, sin importar su país de origen, no encajaban en el mismo molde de las minorías".
La Alianza ha innovado desde sus inicios. En 1973, comenzó como la Coalición de Organizaciones de Salud Mental de Habla Hispana (COSSMHO), gracias a dos trabajadores sociales mexicanoestadounidenses y otro puertorriqueño que pensaron que los hispanos debían trabajar juntos como comunidad.
“En aquella época, era un pensamiento muy revolucionario, porque teníamos a los Boinas Cafés, teníamos a Raza Unida y cada comunidad se centraba en su país de herencia”, cuenta la doctora Delgado.
“Luego, evolucionamos a medida que lo hicieron las necesidades de nuestra comunidad. Ahora se habla de los determinantes sociales de la salud, pero no es algo nuevo. Sabemos que la salud contempla todos los atributos físicos, sociales y mentales. Siempre hemos estado adelante de donde la gente quería que estuviéramos”.
Ahora, los esfuerzos se centran en trabajar para promover que la salud no sea homogénea, sino única, y reforzar la realidad de que las personas pueden convivir en diferentes minorías o grupos a la vez. Por ejemplo, una persona puede ser hispana y, al mismo tiempo, ser gay o pertenecer a la comunidad LGBTQ+.
“La gente no vive en una caja, sino en muchas. Eso es lo que nos hace únicos. Nuestro objetivo es celebrar esa singularidad en nuestra comunidad y en nuestra forma de abordar la salud”, explica Delgado.
Las tres claves para una atención médica competente a fin de mejorar la salud de los hispanos
En Estados Unidos viven más de 60 millones de hispanos, lo que representa 18.9% de la población total del país y hace de este grupo el segundo con mayor crecimiento racial/étnico, de acuerdo con un reporte de la Oficina del Censo de Estados Unidos publicado en 2020. Para 2060, se espera que los hispanos se dupliquen o al menos alcancen los 119 millones (el equivalente al 28,6%).
Sin embargo, la población hispana-latina tiene enormes disparidades de salud, debido a las políticas nacionales. Se hacen pocos ensayos clínicos (e investigaciones en general) para estudiarlos y entenderlos.
“Si nos centramos únicamente en los ámbitos de la salud en los que disponemos de datos suficientes para elaborar líneas de tendencia que abarquen décadas, omitimos sistemáticamente partes sustanciales de la población, cuyos datos no se recogieron, y seguimos aferrados a modelos sanitarios que no reflejan las realidades de la población estadounidense actual”, escribió Delgado en un ensayo publicado en el New England Journal of Medicine (NEJM, por sus siglas en inglés).
En palabras de Delgado, existen tres oportunidades con gran potencial de mejora:
1. Un enfoque personalizado
No hay una solución única, por lo que un nuevo modelo de salud debería apuntar a conocer la historia de la comunidad con la que se esté trabajando para satisfacer las necesidades locales y conocer los recursos con los que cuenta en su estado. “La Corte Suprema puede decidir una cosa, pero lo que sucede en los estados y localidades puede ser muy diferente. Mucho de lo que sucede es a nivel local”, enfatiza Delgado.
La Alianza también ha formado parte de la ejecución de programas federales, lo que ha representado un reto frente a la perspectiva de medidas homogéneas. “Todos los estados son diferentes, incluso para los blancos no hispanos. Siempre luchamos para decir que tenemos que dejar que cada localidad ajuste el programa a las necesidades de la comunidad que sirve”, explica.
Por ejemplo, el programa Vive tu vida, Get Up, Get Moving, se adapta a las necesidades de cada comunidad. Por ende, las actividades del programa varían según las preferencias, aunque hay dos actividades comunes para todos los estados por su popularidad: Zumba y fútbol.
Eso sí: el programa celebra todas las edades y contexturas.
2. Priorizar el acceso a seguros de salud
La población hispana necesita tener acceso a una cobertura de salud digna. En estados como Texas, Florida y Georgia, muchos hispanos no califican para ninguna asistencia pública porque trabajan, pero sus empleadores tampoco los aseguran. Aparte, estos estados no tuvieron ampliación de Medicaid.
Para muestra, 49% de los hispanos tienen cobertura de seguro privado, en comparación con 73,9% de los blancos no hispanos, de acuerdo con estadísticas de la Oficina del Censo en 2020.
Por otro lado, 18,3% de los hispanos no tienen ninguna cobertura de salud, a diferencia del 5,4% de los no hispanos. Es el equivalente a 11 millones de personas sin seguro.
“La Ley de Atención Médica Asequible (ACA, por sus siglas en inglés) tuvo mucho éxito en California y Nueva York, pero en otros no estados no funcionó tan bien”, afirma la presidenta y directora ejecutiva de la Alianza. “Tenemos que pagar para recibir atención”.
3. La atención debe ser eficiente
No basta con que los proveedores de atención médica hagan un cuestionario de preguntas en español, deben ser capaces de entender a sus pacientes y sus problemas. Uno de los principales problemas suele ser la percepción que los doctores tienen sobre los problemas de sus pacientes.
“La introspección es esencial para identificar creencias y sesgos implícitos que se arraigan en la investigación y modelos de atención”, dice Delgado en el artículo publicado en NEJM.
A menudo, los hispanos han hablado sobre la poca atención de los proveedores de salud a lo que ellos reportan como problemas. “Tienes que entender realmente el sentido de ser de una persona, su familia, su alimentación para poder hacer los cambios necesarios para llevar una vida más saludable”, resume Delgado.
No en vano, ocho de cada diez adultos hispanos prefieren un proveedor de atención médica hispanohablante por problemas de comunicación y de percepción de sus casos. Sin embargo, solo 7% de todos los médicos y 9% de los técnicos de salud son hispanos, según un análisis del Federal Enterprise Data Resources.
Modelos de salud que se adapten a las necesidades de las comunidades y los recursos de sus estados, pleno acceso a seguros de salud en todo el país y una atención eficiente, además de culturalmente competente, son los principales factores a tener en cuenta para eliminar las disparidades.
“La gente tiene que entender que llegar a nuestras comunidades requiere consistencia, porque hay que generar confianza. Un solo esfuerzo no lo logra”, concluye Delgado.