El huracán Otis, de categoría 5, desató su furia sobre Acapulco, México, dejando 27 muertos y un paisaje en ruinas.
La ciudad se tambalea por las secuelas, según informó la ministra mexicana de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez el jueves.
Otis, que se intensificó rápidamente, tocó tierra el miércoles, dejando a cuatro habitantes desaparecidos y a la ciudad lidiando con una catástrofe sin precedentes.
La magnitud de los daños se fue desvelando a medida que los funcionarios y la ayuda militar penetraban finalmente en la ciudad, pero su llegada se vio frustrada por los mismos estragos que pretendían paliar.
“Soy afortunada, estoy viva y no me pasó nada. Por aquí reportan que todavía no saben cuáles son los daños más allá de los materiales”, expresó la turista Luisa Peña que estaba en el hotel Princess Mundo Imperial y contó a BBC cómo se escondió en un closet y comenzó a rezar.
Las imágenes muestran un panorama desolador de una ciudad en ruinas, con imponentes estructuras reducidas a escombros, carreteras inundadas por la lluvia y las mareas de tempestad, y lugareños navegando por aguas turbias.
En un discurso pronunciado el jueves, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, lamentó la devastación y declaró que “en todo Acapulco no queda un solo poste [eléctrico] en pie”.
“Es un huracán muy fuerte, de mucha intensidad y tuvo un comportamiento atípico. Esto no pasaba en décadas”, expresó el presidente.
Más de mil personas están trabajando para reconstruir la red y restablecer los servicios de agua en la ciudad asediada.
Las secuelas del huracán Otis en México
La compañía eléctrica CFE informó de un apagón generalizado en todo el estado de Guerrero, que afectó a más de medio millón de hogares y empresas. El restablecimiento de la electricidad está en marcha, y el 40% de la población afectada ha recuperado la electricidad.
El sector turístico de Acapulco también ha sufrido la ira de Otis. Alrededor del 80% de los hoteles de la ciudad han sufrido daños, según reveló la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado. Para ayudar a los turistas varados, su oficina ha organizado transporte gratuito para trasladarlos a regiones más seguras.
La gravedad de Otis sorprendió a la ciudad debido a que las previsiones preliminares subestimaban considerablemente la amenaza. La tormenta pasó de ser una perturbación tropical a un catastrófico huracán de categoría 5 en apenas 12 horas, lo que le valió el título de la tormenta más fuerte jamás registrada en la zona.
Aunque Otis se debilitó rápidamente al desplazarse hacia el interior, y el miércoles por la tarde se había desvanecido sobre las montañas del sur de México, sus lluvias torrenciales residuales siguen planteando amenazas de inundaciones repentinas y corrimientos de tierra.
La recuperación
Mientras el peligro inmediato disminuye, Acapulco se embarca en un arduo camino hacia la recuperación. En este esfuerzo, aproximadamente 10.000 militares han sido movilizados a la zona.
La Guardia Nacional Mexicana está despejando vehículos varados, árboles derribados y otros restos de la tormenta.
Las operaciones del Aeropuerto Internacional de Acapulco siguen suspendidas debido a los daños causados por la tormenta, según ha anunciado la Secretaría de Infraestructuras, Comunicaciones y Transportes de México
Los científicos relacionan la rápida intensificación de Otis con el cambio climático, una tendencia que advierten es cada vez más frecuente.
Este patrón se caracteriza por un aumento de la velocidad del viento de al menos 35 mph en 24 horas, que suele requerir un calor oceánico considerable.
En los últimos 50 años, los océanos han absorbido más del 90% del calentamiento global, afirma la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. Este año, la escalada de temperaturas se ve agravada por el creciente fenómeno de El Niño en el Pacífico.