China anunció el pasado viernes un nuevo capítulo en su diplomacia internacional al presentar una iniciativa de entrada sin visa para los nacionales de cinco países europeos y de Malasia. Este pivote estratégico pretende revitalizar tanto los viajes de negocios como el turismo.
A partir del 1 de diciembre, los residentes de Francia, Alemania, Italia, los Países Bajos, España y Malasia podrán disfrutar de una entrada sin visa a China, por una duración de hasta 15 días sin necesidad de visado previo. Este programa piloto permanecerá en vigor durante todo un año.
Los objetivos de China son inequívocos: "catalizar el desarrollo de alta calidad de los intercambios de personal chino y extranjero y fomentar la apertura de alto nivel hacia la interacción global", comentó Mao Ning, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, en una rueda de prensa rutinaria.
Las estrictas medidas preventivas de Pekín contra el COVID-19, que incluían la cuarentena obligatoria para todos los viajeros, habían disuadido a muchos de viajar al país durante casi tres años. Aunque estas restricciones se suavizaron a principios de este año, los volúmenes de viajes internacionales siguen persiguiendo los estándares establecidos en la era anterior a la COVID-19.
Antes de la pandemia, China había concedido exenciones de visado a Brunei, Japón y Singapur, pero tuvo que poner fin a estos privilegios a raíz del brote del virus. Mientras que a Brunei y Singapur se les restablecieron los privilegios en julio, Japón aún espera su turno.
En el primer semestre de este año, China registró 8,4 millones de entradas y salidas internacionales, una cifra que palidece en comparación con la friolera de 977 millones registradas en 2019, el último año antes del inicio de la pandemia.
En un intento por atraer la inversión extranjera y fortalecer su ralentizada economía, China ha acogido a varios magnates de los negocios en exposiciones y debates comerciales, entre ellos Elon Musk, de Tesla, y Tim Cook, de Apple. Sin embargo, en una marcada divergencia con los tiempos anteriores a la pandemia, los turistas extranjeros siguen siendo una rareza. A medida que China amplíe esta iniciativa de entrada sin visado, los sectores mundiales de los viajes y los negocios están a punto de ser testigos del impacto de esta maniobra estratégica.
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