En respuesta a un inesperado aumento de la inmigración ilegal, Finlandia ha declarado el cierre de frontera Finlandia-Rusia. A partir del miércoles por la noche, la frontera permanecerá cerrada hasta el 13 de diciembre, afectando a ocho pasos fronterizos a lo largo de los 1.340 kilómetros de frontera.
El gobierno finlandés atribuye esta decisión a un notable aumento de los solicitantes de asilo, un hecho que sospechan que está respaldado por el Kremlin. El primer ministro finlandés, Petteri Orpo, condenó firmemente la supuesta implicación de Rusia durante el anuncio, declarándolo como un acto que Finlandia no tolerará. Orpo calificó el cierre de "necesario y proporcionado", afirmando que el supuesto papel de Rusia en este asunto no amenazaría la seguridad nacional de Finlandia.
Como parte de la estrategia para gestionar esta afluencia, se ordenó el cierre de siete de los ocho pasos en la frontera Finlandia-Rusia. Sin embargo, el paso más septentrional, Raja-Jooseppi, también suspenderá ahora sus operaciones. En consecuencia, sólo los puertos marítimos y los aeropuertos seguirán siendo puntos de entrada legales, mientras que los trenes de carga mantendrán sus operaciones regulares.
Declaraciones de Petteri Orpo
“Se trata de actividades de injerencia rusa y eso es algo que no aceptamos”, declaró con el anuncio el primer ministro Petteri Orpo el 28.11. en sesión extraordinaria del Consejo de Gobierno.
“Se trata de una actividad organizada, no de una auténtica emergencia. La facilidad con la que los migrantes encontraron el camino hasta el remoto paso fronterizo Raja-Jooseppi es también una prueba de ello”, sumó Orpo y respondió al ser consultado por las duras condiciones a las que se tendrán que enfrentar quienes lleguen a este límite y sean rechazados que “confiamos en el criterio de la Guardia de Fronteras y en su capacidad para responder a distintas situaciones”, declaró según valtioneuvosto.fi.
Sólo en noviembre, la Guardia de Fronteras finlandesa informó de la llegada de unas 900 personas procedentes de países como Kenia, Marruecos, Pakistán, Somalia, Siria y Yemen en busca de asilo a través de Rusia. Una cifra tan significativa, que antes se limitaba a un puñado de viajeros, ha llevado a Helsinki a sospechar de una operación impulsada por Moscú para enviar a estos individuos a Finlandia como forma de represalia por su ingreso en la OTAN y su mayor apoyo a Ucrania.
Mari Rantanen, del partido derechista Verdaderos Finlandeses, declaró: "Finlandia es víctima de una operación híbrida rusa". Aclaró que no se trata de políticas de asilo o inmigración, sino de seguridad nacional. Orpo concluyó: "Rusia ha instigado esta situación y también puede resolverla".
Participación del Kremlin
El Kremlin, por su parte, ha negado categóricamente estas acusaciones y se ha distanciado de los inmigrantes. La decisión de Finlandia fue calificada de "simplemente irracional" por el viceministro de Asuntos Exteriores, Alexander Grushki, mientras que el presidente de la Duma, Viacheslav Volodin, advirtió de que podría costar a Finlandia unos 3.000 millones de euros.
La relación entre Moscú y Helsinki se ha ido deteriorando desde que comenzó el conflicto de Ucrania en febrero de 2022, erosionándose aún más con el ingreso oficial de Finlandia en la OTAN en abril.
La decisión de Finlandia de ingresar en la OTAN no sólo garantiza una defensa territorial más sólida por parte de todos los Estados miembros, sino que también implica la prestación de ayuda a Kiev, junto a otros aliados occidentales. Este movimiento provocó la advertencia de Rusia de "contramedidas" meses antes.
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