Pekín expresó su desaprobación ante la navegación del buque de combate estadounidense USS Giffords por el atolón de Ayungin, en el mar de la China Meridional, el lunes 4 de diciembre.
Esta zona es objeto de disputa entre China y varias naciones del sudeste asiático. Tian Junli, portavoz militar chino, acusó al buque estadounidense de "entrar ilegalmente" en aguas cercanas a Ren'ai, nombre que Pekín utiliza para el atolón, sin la aprobación del gobierno chino.
Tian Junli, portavoz del Ejército Popular de Liberación (EPL), las fuerzas armadas chinas, expresó su descontento en un comunicado publicado en la plataforma de medios sociales Weibo. También informó que el teatro sur del EPL había desplegado fuerzas navales para "vigilar y advertir" al buque de guerra estadounidense, condenando sus acciones como una "provocación deliberada".
Tian Junli destacó la "soberanía indiscutible" de China sobre las islas y las aguas circundantes del mar de China Meridional, al tiempo que calificó a Estados Unidos como "la mayor amenaza para la paz y la estabilidad" en la región. "Las fuerzas del Teatro del Sur se mantendrán siempre en alerta máxima y tomarán todas las medidas necesarias para proteger resueltamente la soberanía y la seguridad nacionales", añadió.

Apoyo de EEUU a Filipinas
Este incidente coincide con un creciente fortalecimiento de los lazos militares entre Filipinas y Estados Unidos, debido a la escalada de tensiones entre Manila y Pekín por las continuas disputas entre buques chinos y filipinos en torno a varios atolones e islotes. Ambas naciones reclaman como suyas estas zonas del Mar de China Meridional.
Las autoridades chinas reclaman casi todo el Mar de China Meridional, incluidos los archipiélagos de las Paracel y las Spratly. Esta reivindicación se solapa con las zonas económicas exclusivas de 200 millas, delimitadas por el derecho internacional, de países como Filipinas, Vietnam y Malasia.
Pekín justifica su reivindicación con razones históricas. Sin embargo, en 2016, el Tribunal Permanente de Arbitraje se puso de parte de la demanda de Manila contra las pretensiones de las autoridades chinas, una decisión que Pekín se negó a aceptar.
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