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Murió Víctor Luna, exjugador y técnico colombiano

Conmemoramos la vida y carrera de Víctor Luna, destacado entrenador de fútbol y clave en el triunfo del DIM en 2002

Victor Luna
Victor Luna murió este domingo a los 64 años. Foto: Deportivo Independiente Medellín

La comunidad futbolística antioqueña está conmovida por la pérdida del respetado entrenador Víctor Luna, que falleció este domingo a los 64 años.

Artífice del campeonato del DIM en 2002, Luna falleció en Medellín a causa de un infarto.

Su distinguida carrera incluyó estancias como jugador en el Atlético Nacional, el América de Cali y la selección colombiana, antes de cambiar de rumbo y convertirse en un célebre entrenador de las ligas colombiana y ecuatoriana.

La confirmación de su muerte fue entregada a EL COLOMBIANO por el también entrenador antioqueño Carlos Navarrete.

Carrera como jugador y entrenador

La trayectoria futbolística de Víctor Luna comenzó en el campo de juego, consiguiendo campeonatos con el Atlético Nacional en 1981 y con el América de Cali en 1985.

Luna saltó por primera vez a la palestra de los entrenadores con el Independiente Medellín en 1977, equipo que dirigiría en cinco ocasiones distintas, guiándolo hasta la gloria del campeonato en 2002.

Su talento como entrenador llegó más allá de las fronteras colombianas, ya que Luna se hizo cargo del Barcelona SC de Ecuador en 2004.

Tras un breve paso por el Once Caldas de Manizales en 2005, Luna se encontró de nuevo en Ecuador, dirigiendo al Macará entre 2005 y 2006. Su regreso a Colombia le llevó a entrenar al Independiente Medellín entre 2006-2007 y 2011, así como al Atlético Bucaramanga en 2008.

Su más reciente incursión en el fútbol colombiano se produjo en 2020, cuando se incorporó al equipo técnico del Junior de Barranquilla, a las órdenes de uno de sus antiguos jugadores, Luis Amaranto Perea, respetada figura del fútbol antioqueño.

Esta pérdida deja un vacío importante en el fútbol antioqueño, marcando el fin de una era. Las contribuciones de Víctor Luna al fútbol colombiano y ecuatoriano son irrefutables, y su legado perdurable seguirá motivando a las futuras generaciones de jugadores y entrenadores.