Dos mujeres activistas efectuaron un ataque con sopa a la célebre Mona Lisa de Leonardo da Vinci este domingo, encendiendo nuevas conversaciones sobre el derecho a una "alimentación sostenible y sana".
Esta obra maestra del siglo XVI, que se encuentra en el Museo Louvre, en el centro de París, no sufrió daños gracias a su cubierta protectora de cristal.
Luego de arrojar la sopa enlatada a la obra de arte, se aprecia como una de las activistas se quita su chaqueta para dejar ver su camiseta, la cual decía la frase "Riposte Alimentaire" (Respuesta alimentaria en francés).
Activistas lanzan sopa a la Mona Lisa en protesta de alimentación sostenible
La seguridad del Louvre actuó con rapidez, utilizando pantallas negras para ocultar a los activistas y desalojando rápidamente la sala.
La organización Riposte Alimentaire reconoció su acción. En una declaración pública en X, dilucidaron sus motivos. La protesta, afirmaron, era un esfuerzo por incorporar "la alimentación al sistema general de seguridad social".
La organización criticó el modelo alimentario dominante por estigmatizar a los más desfavorecidos y violar el derecho básico a la alimentación.
Sugirieron como remedio la emisión de una tarjeta alimentaria por valor de 150 euros (128 libras esterlinas) a los ciudadanos cada mes para hacer la compra.
El Louvre confirmó que el grupo ecologista atacó el cuadro con sopa de calabaza a las 10:00AM hora local (09:00 GMT).
Ataque en Louvre por protesta de grupo de activistas franceses
A pesar del suceso, la Sala de los Estados del museo, que alberga la obra de arte, reabrió al público a las 11:30AM. El Louvre tiene previsto presentar una denuncia formal.
Rachida Dati, ministra francesa de Cultura, denunció el acto al tiempo que reconocía el problema de fondo. Argumentó que "ninguna causa" puede justificar que se atente contra la Mona Lisa, subrayando el legado del cuadro para las generaciones venideras.
La Mona Lisa, protegida por un cristal de seguridad desde principios de la década de 1950, es con frecuencia el centro de movimientos activistas.
En 2019, el museo actualizó el cristal de seguridad a una variante más clara a prueba de balas tras un ataque con ácido en los años 50 y un ataque con un pastel en 2022 por parte de un activista medioambiental.