Investigadores de Irlanda, Francia, Australia y Estados Unidos descubrieron que la ingesta elevada de alimentos ultraprocesados -conocidos como comida chatarra- se asocia con hasta 32 patologías de gran complejidad, incluidas enfermedades cardíacas, mentales y hasta un aumento en la mortalidad prematura.
Los resultados de este estudio fueron publicados recientemente en la revista The BMJ, en la que destacan que consumir productos como bebidas gaseosas, snacks, cereales azucarados, hamburguesas y comidas preparadas, todos caracterizados por su alto nivel de procesamiento y aditivos, causa patologías que abarcan un amplio espectro.
Las dietas con alto consumo de comida chatarra pueden ser perjudiciales para muchas personas, de acuerdo con el estudio, que abarcó 45 meta-análisis y 14 artículos de revisión, que asociaban esos productos con resultados adversos para la salud.
Ese tipo de alimentos, además de contener altos niveles de azúcares añadidos, grasas y sal, poseen una escasa cantidad de fibra y vitaminas. Además, pueden constituir hasta el 58% del total de la energía diaria consumida en países desarrollados, aunque su presencia creció exponencialmente en naciones de ingresos bajos y medios en el último tiempo.
¿Qué enfermedades causa consumir comida chatarra en exceso?
Las pruebas revelaron, en particular, que consumir esta comida aumenta un 50% el riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares y correlaciones significativas con la obesidad, la diabetes de tipo 2, los problemas de salud mental y la mortalidad general.
Un mayor consumo de alimentos ultraprocesados, además, se asoció con un 21% más de riesgo de muerte por cualquier causa, un entre un 40% y un 66% más de riesgo de muerte relacionada con enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes tipo 2 y problemas de sueño, y un 22% más de riesgo de depresión.
También incrementa la posibilidad de sufrir patologías como asma, problemas gastrointestinales, algunos tipos de cáncer y factores de riesgo cardiometabólico, aunque la relación con la ingesta de esa comida todavía es limitada.

Pedido para luchar contra el excesivo consumo de comida chatarra
El estudio subraya la necesidad urgente de políticas de salud pública orientadas a reducir el consumo de estos productos.
En este sentido, recomiendan que las agencias de las Naciones Unidas y los gobiernos implementen medidas similares al convenio marco para el control del tabaco establecido en 2003.
Hablan los expertos
Carlos Monteiro, experto en nutrición de la Universidad de San Pablo, Brasil, y el primero en hablar de “alimentos ultraprocesados”, enfatizó los factores de riesgo que estos alimentos representan para la salud, relacionándolos con desequilibrios en la microbiota intestinal y la inflamación sistémica.
”No existen razones para creer que los seres humanos puedan adaptarse plenamente a estos productos”, escribió Monteiro en un editorial publicado junto al estudio de The BMJ.
En ese sentido, el médico- que desarrolló NOVA, un sistema de clasificación de alimentos en cuatro categorías -dijo que la comida chatarra está conformada por mucho más que simples alimentos “modificados”.
El grupo uno de su sistema está formado por alimentos no procesados o mínimamente procesados, como frutas, verduras, huevos y leche. El grupo dos incluye ingredientes culinarios como sal, hierbas, aceites y similares.
El tres son los alimentos procesados que combinan los grupos uno y dos. Por ejemplo, los productos enlatados y las verduras congeladas son algunos ejemplos.
El último son los alimentos ultraprocesados, que se hacen tentadores a través del uso de combinaciones de sabores artificiales, colorantes, espesantes y otros aditivos.
“El nuevo estudio publicado en The BMJ es el primero que sintetiza los meta-análisis de estudios sobre los productos ultraprocesados. La evidencia científica demuestra que un mayor consumo (de comida chatarra) aumenta el riesgo de efectos adversos en la salud humana, dijo a Infobae la licenciada Victoria Tiscornia, nutricionista e investigadora de la organización no gubernamental FIC Argentina.
“Se destaca que ninguno de esos trabajos que se revisan tienen conflicto de interés, ya que no estuvieron financiados por la industria que elabora los productos, que incluyen nutrientes críticos, como sal y azúcar, y aditivos”, agregó.
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