En un llamado a la unidad fiscal internacional, el ministro de Hacienda de Brasil, Fernando Haddad, dio un paso adelante con una propuesta de impuesto global dirigido a los "superricos".
Presentada en un foro del G20 en São Paulo este jueves, la propuesta de Haddad pretende abordar la cuestión crítica de la evasión fiscal y anima a la cooperación mundial para garantizar que los ricos contribuyan equitativamente a la sociedad y al desarrollo sostenible.
Con Brasil al frente del G20, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva dirigió la atención del grupo hacia cuestiones cruciales a las que se enfrentan los países en desarrollo, como la reducción de la desigualdad y la renovación de las instituciones multilaterales.
La propuesta de Haddad refleja el compromiso de Brasil de situar los retos medioambientales, sociales y fiscales en el primer plano de los debates internacionales.
La razón de ser del impuesto global
El impulso a favor de un impuesto global sobre los "superricos" surge en un contexto de crecientes disparidades, iniciadas por la pandemia del COVID-19.
Los informes, incluidos los de Oxfam Internacional, revelan el creciente abismo entre los superricos y la población en general. Escándalos de gran repercusión, como los Papeles de Panamá y los Papeles del Paraíso, sacaron a la luz el alcance de la evasión fiscal, provocando una demanda generalizada de reformas fiscales justas.
Haddad apoya su llamamiento con datos contundentes, citando un estudio de 2023 de la Red de Justicia Fiscal que proyecta una pérdida de $4,8 billones en ingresos fiscales durante la próxima década debido a los paraísos fiscales.
Además, análisis recientes revelan unos tipos impositivos efectivos alarmantemente bajos sobre las fortunas de los multimillonarios, lo que intensifica los llamamientos a la reforma.
Navegando hacia una política fiscal mundial unificada
El consenso sobre la necesidad de una fiscalidad más rigurosa para los ricos es cada vez mayor. Sin embargo, el camino hacia un impuesto global integral es complejo.
Haddad reconoce los retos que supone armonizar los diversos puntos de vista nacionales en una declaración cohesiva del G20 sobre la supervisión fiscal internacional.
Críticos como André Vereta-Nahoum, profesor de sociología, señalan la tendencia a reducir los impuestos a las corporaciones y a los ricos, abogando por una inversión hacia un sistema fiscal más equitativo.
El reciente respaldo de la Asamblea General de las Naciones Unidas a una resolución para una mejor cooperación fiscal mundial supone un paso significativo en esta dirección.
El papel de Brasil en la configuración del futuro de la justicia fiscal
La propuesta de Brasil en el G20 marca una coyuntura crítica en el discurso global sobre la disparidad de la riqueza y la justicia fiscal. Mientras las naciones trabajan en las complejidades de la aplicación de un impuesto de este tipo, el mundo espera reformas fiscales potencialmente transformadoras.
Esta iniciativa no sólo sitúa a Brasil como líder en la defensa de un impuesto global, sino que también subraya la necesidad de colaboración internacional para crear un entorno fiscal justo y sostenible para todos.