En uno de los episodios más desgarradores de Nigeria, unos asaltantes secuestraron a más de 200 estudiantes de una escuela del noreste el jueves, arrojando un manto sobre la sensación de seguridad de la zona.
El incidente se produjo en el centro educativo de Kuriga, dentro del estado de Kaduna, intensificando significativamente la crisis de los secuestros con petición de rescate que aterroriza a la nación más poblada de África.
Un asalto con gran nivel de precisión, según autoridades
Las autoridades locales de Kaduna confirmaron el asalto, llevado a cabo con una precisión aterradora. Los atacantes armados invadieron la escuela sembrando el terror y el caos.
Sani Abdullahi, profesor de la GSS Kuriga, informó de que, en medio de los disparos, varios miembros del personal y alumnos lograron escapar. Todavía se está determinando el número total de rehenes, lo que subraya la descarada magnitud de este secuestro.
La lucha de Nigeria contra los secuestros masivos, especialmente de escolares, representa una tendencia inquietante en la que se secuestra a las víctimas para pedir un rescate.
A pesar de la reciente disminución de este tipo de incidentes, este último secuestro pone de manifiesto el riesgo permanente y la audacia de los secuestradores.
Otro secuestro de estudiantes en Nigeria
El secuestro de Kuriga recuerda dolorosamente la calamidad de abril de 2014, cuando los militantes de Boko Haram secuestraron a más de 250 colegialas de Chibok, provocando la condena mundial y llamamientos a la acción.
Casi una década después, las sombras de Chibok se ciernen sobre las niñas, algunas de las cuales siguen desaparecidas de sus familias y comunidades.
Además, el ataque se saldó con al menos una víctima mortal, según informaron los residentes locales. La comunidad está conmocionada y de luto, enfrentándose a la dura realidad de la violencia que asola las instituciones educativas nigerianas.
Este ataque no sólo pone de manifiesto los persistentes retos que plantea la protección de las escuelas frente a las amenazas de los militantes, sino que también suscita preguntas urgentes sobre las medidas de prevención frente a estos trágicos sucesos.
La comunidad internacional permanece vigilante, esperando el regreso sano y salvo de los estudiantes secuestrados y un mayor compromiso para salvaguardar el futuro de la juventud nigeriana.