La era de la pandemia del COVID-19 representó un cambio significativo en las relaciones, con un aumento de las tasas de matrimonio y a un descenso de los divorcios, según los últimos datos del Centro Nacional de Estadísticas de Salud de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en Estados Unidos, publicados el viernes.
Inicialmente, la pandemia hizo que las tasas de matrimonio se desplomaran hasta el 5,1 por 1.000 personas en 2020, un descenso significativo respecto a la norma del 7 al 8 por 1.000 de las décadas anteriores.
Sin embargo, en 2022, la marea cambió y las tasas de matrimonio repuntaron hasta el 6,2 por 1.000, lo que supuso más de dos millones de uniones en ese año.
¿Realmente que generó estos cambios en las tasas de matrimonio y divorcio?
Este resurgimiento de los matrimonios, como destaca Marissa Nelson, una experimentada terapeuta matrimonial y familiar de Washington DC, va más allá de una simple reprogramación.
El confinamiento, obligó a las parejas a enfrentarse y navegar en colaboración por retos como la planificación financiera y la autonomía personal.
Esta adversidad compartida no sólo puso a prueba las relaciones, sino que las fortaleció, fomentando una comprensión más profunda entre los miembros de la pareja de lo que buscan en un compañero de vida.
Simultáneamente, la tasa de los divorcios evolucionó, mostrando una tendencia a la baja. A pesar de un ligero aumento desde el mínimo histórico de 2,3 por 1.000 personas en 2021 a 2,4 en 2022, la trayectoria general apunta a un descenso continuado desde la tasa de 4 por 1.000 observada en 2000.
Nelson atribuye esta tendencia a la baja a los esfuerzos intencionados de las parejas por afrontar de frente los retos de la relación durante el encierro, una experiencia que tensó o fortificó sus vínculos.
Evolución de las relaciones a partir de las dos últimas décadas
Además, es probable que la evolución del panorama matrimonial en las dos últimas décadas, con mayor aceptación de la terapia por parte de la corriente dominante, roles maritales fluidos y debates abiertos sobre la dinámica matrimonial, contribuyeron a estas tendencias.
Ian Kerner, terapeuta, observa un cambio de los matrimonios basados en el romanticismo a los fundados en el compañerismo.
Los cónyuges, que actúan más como mejores amigos, priorizan la estabilidad y la satisfacción a largo plazo sobre el subidón inicial de pasión, lo que conduce a unas relaciones más sostenibles y satisfactorias, según CNN.
La pandemia, con su proximidad forzada y sus retos compartidos, estimuló una reevaluación de la dinámica de las relaciones de pareja, empujando a los individuos hacia vínculos más resistentes y elegidos intencionalmente.