Rusia disparó 31 misiles balísticos y de crucero contra Kiev la madrugada de este jueves, dejando a 13 personas heridas, entre ellas un niño.
Este fue el primer ataque a la capital ucraniana tras una pausa de seis semanas.
A pesar de la embestida, las defensas aéreas de Kiev interceptaron todos los misiles lanzados en su dirección.
Los habitantes de Kiev se despertaron sobresaltados por las explosiones alrededor de las 5 de la mañana, según Serhii Popko, jefe de la administración municipal de Kiev.
Este ataque, meticulosamente orquestado, hizo que los misiles se dirigieran hacia la ciudad desde varias direcciones.
Este ataque con misiles se produjo tras las veladas amenazas del presidente ruso Vladimir Putin de tomar represalias por las incursiones ucranianas con drones en la región de Belgorod. Putin insinuó contramedidas estratégicas, aumentando la tensión entre los dos países.
Ataque de Rusia a Kiev
En las calles de Kiev la lluvia radioactiva de los restos de los misiles causó daños. Entre los heridos había una niña de 11 años y un hombre de 38.
Otros sufrieron heridas leves o quedaron en estado de shock por la devastación de sus hogares y comunidades. Los restos también provocaron incendios, dañaron edificios y llenaron las calles de cristales rotos y escombros, una vívida ilustración de la invasión de la guerra en la vida civil.
El momento elegido para este ataque, muy próximo a la visita de Jake Sullivan, el principal asesor del presidente Joe Biden en política exterior, pone de relieve la compleja dinámica geopolítica en juego en el conflicto de Ucrania.
El mismo día, la región de Belgorod informó de víctimas de un atentado, lo que subraya la naturaleza indiscriminada del impacto de la guerra al otro lado de la frontera.
Ante la escalada de los ataques, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, renovó su petición de sistemas occidentales avanzados de defensa antiaérea.
Subrayó la amenaza constante que suponen los ataques con misiles y abogó por la solidaridad mundial para reforzar las defensas de Ucrania mediante el aumento de la ayuda militar.
Mientras continúa el conflicto, la Unión Europea está considerando aumentar la producción de armas y municiones para Ucrania, lo que indica una atención internacional sostenida sobre la crisis.
