Las autoridades rusas detuvieron a 11 sospechosos relacionados con el atentado del concierto de Moscú, tragedia que el presidente Vladimir Putin calificó de "acto terrorista bárbaro".
El atentado al rededor de 133 vidas y dejó el Ayuntamiento de Crocus en ruinas, convirtiéndose en el incidente más grave ocurrido en suelo ruso en los últimos años.
El presidente Putin, anunció la captura de los cuatro principales sospechosos, acusando a Ucrania de facilitar su intento de fuga, afirmación que Ucrania refutó.
Este suceso incrementó las medidas de seguridad en toda Rusia y llevó a la declaración del 24 de marzo como día de luto nacional.
El atentado, reivindicado por la facción afgana del Estado Islámico en las redes sociales, atrajo la atención mundial.
Un funcionario de los servicios de inteligencia estadounidenses confirmó a The Associated Press la implicación del grupo, subrayando la gravedad de la situación.
El incidente no sólo desafía la seguridad interna de Rusia, sino que también plantea interrogantes en medio de la reciente victoria electoral de Putin y las actuales tensiones con Ucrania.
Los funcionarios ucranianos, incluido un asesor del presidente Volodymyr Zelenskyy, negaron cualquier implicación, distanciándose de las metodologías terroristas.
Impacto del atentado en Moscú
Las secuelas del ataque al concierto de Moscú mostraron el Crocus City Hall, un recinto que podía albergar a 6.000 personas, en llamas. Las redes sociales captaron el horror cuando los atacantes desataron disparos y explosivos, provocando un incendio masivo y el derrumbe de la estructura del recinto.
El asalto, supuestamente dirigido contra una reunión "cristiana" en Krasnogorsk por el ISIS, aún no tiene sus motivos verificados.
No obstante, las comunidades rusa e internacional se apresuraron a responder, ofreciendo sus condolencias y expresando su indignación por la violencia innecesaria.
El Consejo de Seguridad de la ONU y el Secretario General Antonio Guterres condenaron el acto, subrayando la necesidad de que se depuren responsabilidades.
En una muestra de unidad, cientos de personas hicieron cola en Rusia para donar sangre y plasma para las víctimas.
El incidente reavivó la preocupación por las posibles amenazas terroristas, un tema al que Putin había restado importancia a pesar de los atentados cometidos en el pasado, como el derribo de un avión de pasajeros ruso en 2015 atribuido al Estado Islámico.
