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La escalada de Irán contra Israel le quita la atención a Gaza

El intercambio con Irán ha ofrecido al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, una especie de distracción de la crisis más inmediata

El reciente ataque de Irán contra Israel el 13 de abril es una respuesta directa y sin precedentes al bombardeo israelí de la embajada iraní en Damasco. (Foto: Arash Khamooshi/The New York Times).

El intercambio con Irán ha ofrecido al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, una especie de distracción de la crisis más inmediata.

Tras la represalia, llega la represalia. Funcionarios israelíes dijeron el lunes que responderían al asombroso ataque realizado dos días antes por Irán, en el cual cientos de misiles balísticos y de crucero, y drones, fueron lanzados desde territorio iraní hacia objetivos en el Estado judío.

El bombardeo iraní fue rechazado con éxito por las defensas aéreas israelíes, respaldadas por EEUU y varios socios y aliados regionales. Casi todos los lanzamientos iraníes fueron interceptados antes de llegar a Israel. No causaron víctimas.

Para Teherán, el ataque fue una respuesta a una operación israelí que mató a siete altos oficiales iraníes del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica en un complejo iraní en Damasco, Siria.

Para Israel, la respuesta iraní exige su propia represalia. El general Herzi Halevi, jefe de estado mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, dijo el lunes que "el lanzamiento de tantos misiles y drones al territorio israelí será respondido con una represalia".

El cómo sería esa represalia no estaba claro al momento de escribir este artículo, aunque un nuevo ataque israelí es una posibilidad.

Irán e Israel han estado encerrados durante años en una sombreo tácito, marcado por ataques aéreos, asesinatos y actos de sabotaje. Pero la ronda actual de escalada ha agudizado la perspectiva de una guerra abierta entre las dos potencias de Medio Oriente, una explosión volátil que probablemente llevaría un desbordamiento de violencia en toda la región.

Irán ha señalado que no desea participar en una guerra abierta, ya sea por su cuenta o a través de terceros clave como la facción chiita libanesa Hezbolá.

El régimen en Teherán pareció telegrafiar su golpe de represalia, que fue rechazado por los esfuerzos combinados de Israel, EEUU, Gran Bretaña y estados árabes como Jordania, que dejaron a Teherán promoviendo, en el mejor de los casos, una victoria simbólica.

Miembros de la línea dura del gobierno del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu pidieron una respuesta enérgica, mientras que otros aliados israelíes, incluido el presidente Biden, instaron a la moderación.

El drama de ida y vuelta ha ofrecido a Netanyahu una especie de distracción de la crisis más inmediata.

El primer ministro de derechas y su gabinete de guerra han enfrentado críticas internacionales crecientes por su gestión de la guerra en Gaza, que ha llevado a la muerte de más de 33.000 palestinos y una catástrofe humanitaria en el territorio sitiado. Pero la respuesta internacional al ataque iraní ofreció un recordatorio a los israelíes tanto del apoyo de larga data que tienen en Occidente, como de sus vecinos árabes en la región, como las monarquías de Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita que desconfían igualmente de las ambiciones y la agenda de Teherán.

Para los palestinos, la escalada recuerda al estatus quo que existía antes del ataque terrorista del 7 de octubre llevado a cabo por el grupo militante Hamás, que desencadenó el conflicto actual. Esa realidad más profunda vio las aspiraciones políticas de millones de palestinos socavadas por un régimen de ocupación israelí que no tiene interés en otorgarles un estado, reprimidas por su propio liderazgo disfuncional y en gran medida ignoradas por los diplomáticos internacionales, incluidos funcionarios de EEUU y árabes más centrados en las posibilidades que podrían venir con una mejor integración de Israel en la región.

Hubo informes de nuevos ataques israelíes a civiles palestinos tanto en Gaza como en Cisjordania durante el fin de semana. “El mundo apoya abrumadoramente a Israel, haciendo la vista gorda ante la situación de Gaza”, dijo Moreedd al-Assar, residente del campo de refugiados de Nuseirat en el centro de Gaza, a mis colegas. “No tenemos importancia, y el mundo no permitirá daños a su hijo favorito, Israel”.

Irán, en sus declaraciones en torno a su ataque a Israel, no hizo demandas de un alto al fuego en Gaza y vinculó su decisión al ataque israelí a sus oficiales de la IRGC, en lugar del sufrimiento de los palestinos cuya causa Teherán afirma defender.

“Después del ataque iraní, parece que la guerra [en Gaza] ha vuelto al punto de partida, Israel versus Hamás”, escribió Jack Khoury en el periódico israelí Haaretz.

“Así, más de seis meses después de que comenzara la batalla, todavía hay 133 rehenes israelíes y no israelíes rezando por ser liberados, mientras que Gaza permanece destruida y sangrando, sin ningún horizonte a la vista para lo que viene después”.

El enfoque de ayer lunes se centró en la necesidad de que Israel muestre moderación. Irán parece haber calibrado cuidadosamente su ataque a Israel de tal manera que los gobiernos occidentales se apresuraron a aconsejar a Israel contra una retribución significativa.

“El ataque fue un fracaso”, dijo repetidamente el Secretario de Relaciones Exteriores británico David Cameron en una entrevista televisiva de la BBC el lunes por la mañana, describiéndolo como una “doble derrota” para Teherán tanto en términos militares como geopolíticos.

“Lo correcto es no escalar”, dijo, cuando se le preguntó cómo debería responder Israel. “Les instamos como amigos a pensar tanto con la cabeza como con el corazón, a ser tanto inteligentes como fuertes”.

“Se trata de convencer a los involucrados que no halla una respuesta que escale”, instó el presidente francés Emmanuel Macron. “Aislar a Irán, lograr persuadir a los países de la región de que Irán es una amenaza, acumular sanciones, fortalecer presiones contra la actividad nuclear”, dijo.

“Entonces podemos encontrar un camino hacia la paz para la región”.

El cambio de enfoque a regiones fuera de Gaza puede durar o no. “Hay dos escenarios: uno es que quienes toman decisiones en EEUU se den cuenta de que Netanyahu y su gabinete de guerra están arrastrando a la OTAN a una guerra regional con Irán, lo que no está en los intereses de EEUU ni de la UE, y redoblen la presión sobre Netanyahu para forzar un alto al fuego en Gaza”, dijo Fadi Quran, miembro de la red de políticas palestinas Al-Shabaka, a Politico.

“El segundo escenario es que la apuesta de Netanyahu a una guerra regional tenga éxito y los líderes occidentales se vean acorralados para permitir que Israel continúe usando el hambre como táctica en Gaza, ataque [la ciudad sureña de Gaza de] Rafah y acerque la región al abismo”, agregó.

Ishaan Tharoor -  The Washington Post.

Puedes leer el artículo original aquí.

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