En una tarde colmada de emociones en la Champions League, los hinchas del París Saint-Germain (PSG) aumentaron la emoción previa al partido al demoler un enorme escudo del Borussia Dortmund. Esta audaz maniobra tuvo lugar momentos antes del comienzo del enfrentamiento y resaltó las intensas emociones y las arraigadas rivalidades del fútbol de élite.
PSG incendia escudo del Dortmund en la Champions
En el arranque del partido, el ambiente se volvió eléctrico cuando los ultras del PSG llevaron su fervor a un nivel sin precedentes. En un despliegue de oposición, utilizaron bengalas para prender fuego a un tifo temático del Dortmund, imitando la famosa sección de "Muro Amarillo".
El Diario AS asegura que este tipo de muestras de entusiasmo son comunes en el fútbol europeo, donde los aficionados suelen protagonizar elaboradas actuaciones para apoyar a sus equipos e intimidar a sus rivales. Sin embargo, este acto en particular podría considerarse como un cruce de la línea del juego limpio.
El gesto provocador encendió tanto las gradas como un oleaje de descontento entre los seguidores del Dortmund, intensificando aún más el ambiente candente.
Dortmund demuestra firmeza y pasa a la final
A medida que avanzaba el partido, la energía en el estadio aumentaba. Los aficionados del PSG iluminaron la noche con bengalas, envolviendo el ambiente en un espíritu de competencia implacable.
Ajeno al fervor, el Dortmund persistió con táctica y resistencia. Su actuación firme les aseguró un lugar en la final de la Liga de Campeones por primera vez en más de una década.




Celebrando su tercera final en este torneo de élite, el Dortmund se prepara para futuros desafíos, potencialmente enfrentándose a clubes de peso como el Bayern de Múnich o el Real Madrid.
Mientras la euforia y controversia se desvanecen en París, las secuelas dejan a muchos reflexionando sobre los límites del entusiasmo de los aficionados. Las acciones de los ultras del PSG, entre apoyo apasionado y hostilidad agresiva, generan tanto admiración como críticas. Las consecuencias de esta exhibición aún están por verse, mientras el mundo del fútbol reflexiona sobre la fina línea entre el apoyo ardiente y el fanatismo perturbador.