En 2022, aproximadamente 29,5 millones de estadounidenses, mayores de 12 años, luchaban contra el trastorno por consumo de alcohol (TCA o AUD por sus siglas en inglés), lo que generó una preocupación crítica a medida que aumentaron las muertes asociadas a la sustancia.
En 2021, las muertes relacionadas al consumo excesivo de alcohol alcanzaron la alarmante cifra de 178.000, lo que supone un notable incremento respecto a las 138.000 de 2016.
La escalada, observada de forma significativa durante el año inicial de la pandemia COVID-19, reveló que el número de muertes por alcohol superaba al de los opiáceos y al de todas las demás sustancias, representando una quinta parte de las mortalidades entre las personas de 20 a 49 años.
A pesar de esta crisis creciente, los tratamientos eficaces contra el alcoholismo y la drogadicción, como la psicoterapia, el apoyo entre iguales y los medicamentos, están muy infrautilizados.
Resulta especialmente preocupante que, mientras que el 22% de las personas con trastornos por opiáceos reciben medicación, menos del 3% con trastorno por consumo de alcohol tienen acceso anualmente a tratamientos farmacológicos.
La FDA aprobó tres medicamentos prometedores contra el TCA
- El disulfiram, una de las primeras alternativas de tratamiento conocida comercialmente como Antabuse, apareció en 1937.
Se descubrió porque los trabajadores expuestos al disulfiram en una planta de caucho experimentaban reacciones adversas al alcohol.
Este medicamento interrumpe el metabolismo del alcohol aumentando los niveles de acetaldehído, lo que disuade de beber mediante síntomas similares a los de una resaca.
- Otro medicamento clave, la naltrexona, ayuda bloqueando los receptores opioides que liberan dopamina, disminuyendo así el atractivo del alcohol y reduciendo los antojos y el consumo.
Notablemente versátil, la naltrexona puede administrarse a diario o como inyección mensual, adaptándose a las diversas necesidades de los pacientes.
- El acamprosato, el tercer medicamento, aunque dio resultados desiguales en los ensayos estadounidenses, tuvo éxito en Europa, ayudando a reducir la ansiedad por el alcohol. Su mecanismo de acción, sin embargo, sigue siendo algo elusivo.
Además, están los medicamentos "fuera de etiqueta" para afecciones como la epilepsia -como la gabapentina, el topiramato y el baclofeno (este último aprobado en Francia para el TCA)- resultan prometedores para aliviar los síntomas de abstinencia, lo que sugiere una vía beneficiosa para el tratamiento.
Los avances en el tratamiento del TCA también están progresando a través de la medicina de precisión, destinada a identificar a los individuos con probabilidades de beneficiarse significativamente de medicamentos específicos.
Por ejemplo, la naltrexona parece especialmente eficaz para los bebedores empedernidos que fuman, debido potencialmente a sus efectos sobre las vías dopaminérgicas. Por otra parte, se destaca la gabapentina como prometedora para quienes experimentan síntomas graves de abstinencia.
La búsqueda de soluciones más eficaces continúa. Los investigadores están ahondando en terapias alternativas, como los compuestos psicodélicos y los agonistas del GLP-1.
Los primeros estudios indican que la psilocibina, junto con la psicoterapia, podrían reducir el consumo de alcohol, y los informes anecdóticos sugieren efectos beneficiosos de los agonistas del GLP-1, utilizados habitualmente en la diabetes y el control del peso.
El panorama del tratamiento del trastorno por consumo de alcohol está evolucionando, lo que infunde esperanzas de que los próximos medicamentos mejoren la eficacia del tratamiento. A medida que avanza la investigación, se anima a las personas afectadas a seguir tratamientos basados en pruebas, mejorando sus perspectivas de éxito en el control de su enfermedad.
Ante el reto persistente que supone el trastorno por consumo de alcohol, sigue siendo crucial aumentar la reflexión sobre el problema e incentivar la aplicación de tratamientos probados, con el objetivo de lograr un futuro en el que la recuperación sea alcanzable para toda clase de individuos afectados.