El escolta de los Chicago Bulls, Lonzo Ball, compartió una actualización fundamental sobre su prolongada recuperación de rodilla.
Durante el podcast "The WAE Show" el viernes, Ball reveló someterse a un trasplante de menisco, un paso importante para solucionar sus persistentes problemas de rodilla. Estos problemas le han apartado de los partidos de la NBA desde enero de 2022.
¿Desde cuándo lo afectan sus problemas de rodilla?
Los problemas de rodilla de Ball comenzaron en 2018 durante su etapa con Los Angeles Lakers. Las lesiones recurrentes deterioraron su rodilla izquierda, lo que llevó a la pérdida completa del cartílago.
"No quedaba más menisco y se frotaba hueso contra hueso", relató Ball. "El cartílago había desaparecido y el hueso estaba estropeado, así que tuve que obtener un menisco nuevo de un donante".
En marzo de 2023, Ball se sometió a la operación de injerto de menisco, la tercera en su rodilla izquierda en el plazo de un año. Esta cirugía pretendía ofrecerle la mejor oportunidad para su regreso al juego. Tanto Ball como los Bulls esperaban que este procedimiento pusiera fin a sus problemas de lesiones, aunque significaba perderse la temporada 2023-24.
El viaje de Ball a través de este duro proceso implicó más de un año de consultas con especialistas para localizar el problema. "Estábamos tratando de descubrir cuál era el problema, así que fue un año perdido", declaró Ball durante el podcast.
¿Lonzo Ball ya puede jugar?
A pesar de los retos, Ball mostró grandes progresos. Libre de las molestias del pasado, retomó ejercicios básicos como correr. Compartió un vídeo a principios de este mes en las redes sociales, en el que hacía un mate y revelaba que su rodilla está curada aproximadamente en un 70%.
"Lo suficientemente bueno para jugar, pero creo que aún podría mejorar", reconoció Ball. "Todavía me queda un largo verano por delante, pero definitivamente espero con ansias el futuro".
Más allá del desgaste físico, Ball sigue comprometido con su carrera. A principios de mes ejerció su opción de jugador, asegurando la última temporada de su contrato de cuatro años y $80 millones.
Desde el fichaje y traspaso del verano de 2021 de New Orleans a Chicago, Ball sólo disputó 35 partidos con los Bulls. Sin embargo, su perspectiva sigue siendo esperanzadora, apuntando a un regreso a principios de la temporada 2024-25.