Kyla Blight, una joven británica de 17 años, sufrió la pérdida de parte de un pulmón debido a su hábito de vapear, el cual equivalía a 400 cigarrillos por semana.
La madrugada del 11 de mayo, Kyla se desmayó mientras estaba en casa de una amiga, quien al verla "azul" contactó a la familia de Kyla. Su padre, Mark Blight, acudió rápidamente y la llevó al hospital.
Los médicos informaron que el vapeo excesivo de Kyla había causado la ruptura de una pequeña ampolla de aire en su pulmón, creando un agujero en el tejido y provocando un colapso pulmonar, según relató Mark al diario británico Metro.
Para salvarla, los especialistas realizaron una operación en la que extirparon parte del pulmón dañado.
La intervención duró más de cinco horas y durante el procedimiento, Kyla sufrió un ataque y "estuvo a punto de sufrir un paro cardíaco", detalló su padre.
El testimonio de Kyla tras una experiencia aterradora con cigarrillos electrónicos
La adolescente comenzó a vapear a los 15 años, influenciada por sus compañeros de escuela. "Simplemente pensé que sería inofensivo y que estaría bien. Todos los días usaba 400 inhalaciones y los terminaba en aproximadamente una semana", comentó.
Aunque Kyla había oído hablar de los riesgos del vapeo, nunca imaginó que su vida estaría en peligro. Ahora, admite que la experiencia fue aterradora y le hizo consciente de los peligros de los cigarrillos electrónicos.
"Ahora no los tocaré. No me acercaría a ellos. La situación realmente me ha asustado mucho", afirmó.
El vapeo ya había puesto a Kyla en una situación similar anteriormente
En noviembre, la joven tuvo que recibir atención médica de urgencias por lo que se pensó era un ataque cardíaco, pero una radiografía reveló un agujero en su pulmón causado por una ampolla pulmonar.
En febrero, fue hospitalizada nuevamente y le dijeron que se había curado. Sin embargo, unos meses después, la ampolla estalló y provocó otro colapso pulmonar.
La transformación de su padre ante los peligros del vapeo
Mark había visto a su hija usando cigarrillos electrónicos, pero no sabía que llevaba dos años con esa costumbre.
Él mismo usó vapeadores durante 13 años para dejar de fumar y subestimó los riesgos del vapeo, pero ahora entiende sus peligros y busca disuadir a los jóvenes de esta práctica.
"Para los niños definitivamente debería haber una prohibición. Especialmente los desechables. Estos químicos que contienen no han sido probados adecuadamente", aseguró.