El Senado de Tailandia aprobó un proyecto de ley para legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, posicionando a la nación como pionera de los derechos LGBTQ+ en el sudeste asiático. El proyecto de ley obtuvo un apoyo abrumador, con 130 senadores que votaron a favor y sólo cuatro en contra.
La legislación espera ahora el refrendo del rey, una formalidad de procedimiento. Tras su publicación en la gaceta real, la ley entrará en vigor al cabo de 120 días, convirtiendo a Tailandia en la tercera región de Asia en adoptar la igualdad matrimonial, tras Taiwán en 2019 y Nepal en 2023.
Impacto de la nueva ley
Panyaphon Phiphatkhunarnon, fundador de Love Foundation, destacó la importancia de este avance. "El proyecto de ley representa un paso monumental hacia los derechos LGBTQ+ en Tailandia", declaró Panyaphon a la CNN. Destacó su potencial para transformar vidas y promover una sociedad más equitativa.
La nueva ley extenderá a las parejas LGBTQ+ los mismos derechos legales que a las parejas heterosexuales, abarcando la herencia, la adopción y la toma de decisiones en materia de atención sanitaria.
Los residentes locales Pokpong Jitjaiyai y Watit Benjamonkolchai planean casarse una vez que la ley entre en vigor. Reflexionando sobre los cambios sociales, Pokpong compartió: "Cuando era joven, la gente decía que la gente como nosotros no podía tener una familia. Hace más de 10 años, no podíamos vivir juntos como ahora. Y ahora puedo decir libremente que soy gay".
Esta medida legislativa fue defendida por varios de los principales partidos políticos de Tailandia. A pesar de los reveses anteriores y de los desafíos constitucionales, el Primer Ministro Srettha Thavisin, del partido Pheu Thai, expresó su apoyo a la igualdad matrimonial.
La participación activa de Srettha en los actos del Orgullo subraya su compromiso con la inclusión del colectivo LGBTQ+. "Es un derecho básico elegir a quién amar", declaró en una publicación en X durante el Mes del Orgullo.
Opinión de otras naciones asiáticas
Los avances de Tailandia suponen un punto de luz en una región caracterizada a menudo por políticas restrictivas hacia el colectivo LGBTQ+. Muchos países del sudeste asiático siguen aplicando leyes de la época colonial que penalizan las relaciones entre personas del mismo sexo, lo que da lugar a una discriminación y una violencia generalizadas.
Myanmar, Brunei, Indonesia, Malasia y Singapur ilustran diversos grados de desafíos legales y sociales para la comunidad LGBTQ+.
La vecina Indonesia vio cómo las personas LGBTQ+ se enfrentaban a una grave discriminación y violencia, exacerbadas por un nuevo código penal que penaliza las relaciones sexuales consentidas fuera del matrimonio.
En Malasia, la homosexualidad sigue siendo un delito, lo que refleja un aumento de las actitudes conservadoras. La reciente derogación en Singapur de una ley contra las relaciones entre hombres del mismo sexo no se extendió a la legalización del matrimonio homosexual, manteniendo barreras legales.
Por otro lado, Japón es el único país del Grupo de los Siete (G7) que no reconoce ni las uniones civiles ni el matrimonio entre personas del mismo sexo, a pesar de recientes decisiones del tribunal superior que dictaminaron que no permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo es inconstitucional.
El año pasado, el tribunal superior de la India se negó a reconocer legalmente las uniones entre personas del mismo sexo en un fallo histórico, después de que los activistas intentaran obtener el derecho a casarse según la ley india.
A pesar de estos retos regionales, la victoria legislativa de Tailandia ofrece esperanza y un posible modelo para otros países. Como prevé con optimismo Pokpong Jitjaiyai: "Quiero que la gente de todo el mundo vea cómo es el amor. El amor es amor".