Los recientes anuncios de Apple, que instan sutilmente a los usuarios a evitar Google Chrome, revelaron una batalla entre dos gigantes tecnológicos. En el punto de mira están 300 millones de usuarios de iPhone, atrapados en medio de una estrategia que podría remodelar sus hábitos de navegación.
La ambición de Google es clara: alejar a los usuarios de iPhone de las aplicaciones de Apple para profundizar su compromiso con el ecosistema de datos de Google.
Cambiar a Chrome como navegador predeterminado significa adoptar un paradigma diferente de uso de Internet, en el que el rastreo ya sea para anuncios o análisis es un hecho.
Google pretende elevar el uso de sus apps en iPhone
En la actualidad, sólo alrededor del 30% de las búsquedas en iPhone utilizan las aplicaciones de Google, concretamente Chrome.
El objetivo de Google es elevar esta cifra al 50%, un salto significativo que requiere que casi 300 millones de usuarios adicionales cambien de Safari a Chrome. Este empeño refleja lo mucho que está en juego.
Las recientes campañas publicitarias y el diálogo en curso entre Apple y Google ponen de referencia una compleja interdependencia. Por un lado, Apple advierte a los usuarios contra Chrome, mientras que por otro, Google presiona a Apple para que adopte los estándares de mensajería RCS.
Google le paga a Apple para ser un motor de búsqueda en Safari
Google paga miles de millones a Apple para seguir siendo el motor de búsqueda por defecto en Safari, lo que beneficia a ambas corporaciones a través de los ingresos compartidos.
Pero cuando se trata de privacidad, Safari demuestra ser superior al limitar la huella digital del usuario y el rastreo de terceros, elementos centrales para el modelo de ingresos de Google.
Cuando los usuarios acceden a la Búsqueda de Google a través de Safari, entran en el reino de Google a través de sus consultas. No obstante, los usuarios de iPhone disfrutan de una sólida protección contra el rastreo de sitios cruzados, un ajuste predeterminado de iOS.
