Cuando Jacqueline Vakil buscó en enero un recambio para la medicación contra el asma de su hijo de 4 años, se encontró con un obstáculo inesperado. El fabricante, GSK, había dejado de producir Flovent, un popular inhalador del que dependía su hijo, James. Como su proveedor de seguros no estaba dispuesto a cubrir la alternativa recomendada, Vakil se enfrentó a una situación desesperada, reseña Whyy.
James soportaba noches sin dormir, tosiendo sin cesar. Vakil recurrió a remedios caseros como Vicks VapoRub, un humidificador y el vapor de las duchas calientes para aliviar su incesante tos. A pesar de estos esfuerzos, su afección persistía, afectando a su rendimiento y a su salud en la escuela. "No podía dormir por la noche con la tos, y fue entonces cuando llamé constantemente a nuestro médico para encontrar un sustituto", compartió Vakil. La escuela también expresó su preocupación por su tos constante.
Vakil pasó siete agotadoras semanas comunicándose con su compañía de seguros en Filadelfia, la farmacia y el médico. Los medicamentos alternativos sugeridos requerían técnicas respiratorias específicas, inmanejables para un niño de 4 años como James.
"Todo el proceso fue frustrante porque me sentía impotente", admitió. La búsqueda parecía interminable, lo que provocó una inmensa ansiedad y frustración a Vakil.
La pediatra Joannie Yeh de Nemours Children's Health intervino para ayudar. Compartió su número de teléfono móvil con la farmacia y finalmente encontró un tratamiento viable para James que el seguro cubría. Sin embargo, el periplo puso de relieve el problema más general al que se enfrentan los padres cuando no se dispone de medicamentos críticos.
"Es realmente aterrador y muy frustrante cuando sabes que nuestros pacientes... pueden tardar entre unos días y una semana en conseguir la medicación... si todo va bien", comentó Yeh. Reconoció la presión añadida que sufren los padres que trabajan y que no pueden pasarse el día buscando medicamentos y haciendo llamadas.
Esta situación no es exclusiva de Vakil. Muchas familias de Filadelfia y sus suburbios, el sur de Jersey y Delaware se han encontrado con obstáculos similares. El sistema sanitario, a menudo lleno de retrasos burocráticos, agrava las dificultades de quienes necesitan soluciones médicas inmediatas.
La discontinuación de Flovent expone un problema sanitario mayor en el que los pacientes, especialmente los niños pequeños, quedan en una posición difícil. Subraya la urgencia de un sistema sanitario más receptivo y adaptable que aborde con rapidez este tipo de interrupciones.
Tanto las familias como los profesionales sanitarios reclaman mejores planes de contingencia dentro del sistema para evitar que estos escenarios se conviertan en una norma.
Las familias del área de Filadelfia, como los Vakil, siguen sorteando estas complejidades, poniendo de relieve las lagunas de un sistema sanitario que necesita un enfoque oportuno y unificado de la accesibilidad a la medicación.