París está en el punto de mira mundial mientras se prepara para acoger los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. Las implicaciones financieras de amparar a las Olimpiadas están cada vez más bajo escrutinio, por ello, economistas las califican de financieramente insostenibles.
El Comité Olímpico Internacional (COI) reconoció este problema y está optando por un enfoque más consciente de los costes y más respetuoso con el medio ambiente para los Juegos de París.
Victor Matheson, profesor de economía del College of the Holy Cross, declaró a CNN que estas "serán las primeras Olimpiadas, desde Sydney, en las que los costes totales se sitúen por debajo de los 10.000 millones de dólares".
Sin embargo, este esfuerzo por frenar los gastos surgió de la necesidad. "El COI se estaba quedando sin ciudades dispuestas a ser anfitrionas", añadió Matheson, reflexionando sobre los problemas financieros a los que se han enfrentado las ciudades en el pasado.
Los Juegos Olímpicos han superado sistemáticamente las estimaciones presupuestarias. Un estudio de mayo de 2024 de la Universidad de Oxford señaló que los últimos Juegos habían tenido sobrecostes de más del 100%.
Estas cifras, conservadoras en el mejor de los casos, suelen omitir importantes costes indirectos como las mejoras en el transporte y en los aeropuertos.
La economía tras los Juegos Olímpicos
Estos problemas financieros no son nuevos. Andrew Zimbalist, autor y economista deportivo, recordó en el artículo de CNN los problemas monetarios de pasados Juegos.
"Tras los costosos Juegos de Montreal de 1976, hubo pocas ciudades interesadas en presentar su candidatura para las Olimpiadas de 1984", afirmó.
Los Ángeles, el único licitador, sacó provecho de las infraestructuras existentes y de los acuerdos de patrocinio, y terminó con un superávit de 215 millones de dólares. Este éxito espoleó una carrera competitiva entre las ciudades por los derechos de organización, iniciando una era de gastos excesivos.
A pesar de los ingresos procedentes de los patrocinios y los derechos de retransmisión, los Juegos Olímpicos luchan regularmente por equilibrar sus cuentas.
Por ejemplo, las Olimpiadas de Tokio 2020, estimadas inicialmente en 12.600 millones de dólares, acabaron incurriendo en costes cercanos a los 30.000 millones, según la Junta Nacional de Auditoría de Japón.
Existen preocupaciones similares en torno a los Juegos de Pekín 2022, donde un gasto declarado de 2.240 millones de dólares fue probablemente una fracción del coste real.
Los impactos adversos trascienden las finanzas. Las ciudades anfitrionas experimentan procesos económicos distintons, desplazamientos y daños medioambientales, lo que contrarresta los pregonados beneficios económicos.
"Las ganancias a corto plazo rara vez compensan las pérdidas económicas a largo plazo y la deuda de estos megaeventos", explicó Zimbalist.
La sostenibilidad
La Agenda 2020 del COI pretende abordar estos problemas haciendo hincapié en la sostenibilidad y la rentabilidad. París planea erigir sólo una instalación permanente, utilizando lugares emblemáticos de la ciudad para estructuras temporales.
Esta ingeniosa estrategia pretende minimizar los costes de infraestructura y el impacto medioambiental. Los planes futuros para la Villa Olímpica prevén una transformación en oficinas y viviendas para las comunidades desfavorecidas, aunque suscitan preocupación por el posible aburguesamiento.
De cara al futuro, Los Ángeles 2028 adoptará un enfoque similar, con las Olimpiadas "sin construcción". Las infraestructuras existentes acogerán los acontecimientos, llegando incluso a las instalaciones de Oklahoma para deportes específicos.
A pesar de estas reformas, los expertos siguen mostrándose escépticos. Para lograr realmente la sostenibilidad económica, economistas como Matheson y Zimbalist sugieren designar una única ciudad o una pequeña rotación de ciudades como sedes permanentes.
Este modelo podría estabilizar los costes y aprovechar las infraestructuras existentes, haciendo potencialmente viables los Juegos desde el punto de vista financiero.
"Me encantan los Juegos Olímpicos y me encantan los acontecimientos deportivos, pero el modelo actual no es sensato desde el punto de vista económico. Una revisión significativa es esencial para la viabilidad a largo plazo", declaró al medio Amanda Phalin, profesora de negocios internacionales en la Universidad de Florida.