En 2016, el descubrimiento de restos humanos durante unas obras en la calle Arch de Filadelfia encendió una polémica que continúa. Al principio, los trabajadores creyeron que habían desenterrado unas cuantas tumbas. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que habían tropezado con un cementerio histórico asociado a la Primera Iglesia Bautista, revelando ataúdes de más de 200 años de antigüedad, reseña WHYY.
Diversos organismos reclamaron inicialmente no tener jurisdicción, lo que llevó a los arqueólogos a intervenir para garantizar la adecuada documentación y conservación de los hallazgos.
La arqueóloga forense Kimberlee Moran, de la Universidad Rutgers-Camden, ha participado desde el principio. Recuerda haber visto un agujero de excavación grande y profundo, sostenido por esbeltos pilares de tierra que albergaban ataúdes abiertos por la maquinaria pesada. Moran y su equipo solicitaron permiso judicial para estudiar e identificar los restos, lo que dio lugar a que un juez ordenara al promotor PMC Property Group que colaborara con la empresa de conservación AECOM. Los restos fueron entonces transportados a Rutgers para su examen.
Moran considera este proyecto como una rara oportunidad de arqueología pública, que pone de relieve la importancia de educar a los residentes sobre su historia local. Estudiantes e investigadores analizaron los artefactos y restos del yacimiento, compartiendo sus hallazgos a través de entradas de blog y foros públicos. Esta iniciativa pretende conectar a la comunidad con su patrimonio.
En el siglo XIX, la Primera Iglesia Bautista intentó trasladar los cuerpos del cementerio al cementerio de Mount Moriah, pero se enfrentó a limitaciones tecnológicas y a un corto plazo invernal, por lo que muchos cuerpos quedaron en el lugar. Los investigadores obtuvieron la aprobación judicial para estudiar los restos hasta finales de 2023, trabajando en estrecha colaboración con la iglesia, el cementerio de Mount Moriah y los descendientes.
David McCann, descendiente del veterano de la Guerra de la Independencia y ex alcalde de Filadelfia Samuel Miles, elogió la dedicación de Moran por implicar a todas las partes, incluidos los descendientes. Kathryn Hartmann, otra descendiente, elogió a Moran por mantener informadas a las familias y mostrar transparencia.
A pesar del nuevo entierro de estos restos históricos, han surgido nuevas quejas sobre la gestión de los enterramientos y las prácticas de investigación. Las discusiones en curso indican que el proceso de dar sepultura a estos cuerpos, tanto en sentido literal como figurado, dista mucho de haber terminado.