La ex número uno del mundo y cuatro veces campeona de torneos Grand Slam, Naomi Osaka, comenzó su retorno a las canchas el martes con una victoria en sets corridos sobre Jelena Ostapenko, quien ocupa la décima posición del ranking, en la primera ronda del US Open.
Luciendo una falda verde con volantes y un lazo blanco en la cintura, una elección personalizada de Nike, Osaka no solo impactó con su estilo, sino que también envió un mensaje contundente: no se daría por vencida después de una temporada llena de adversidades.
En el estadio Louis Armstrong en Nueva York, Osaka mostró un aire de alegría y confianza al superar a su rival letona, una también campeona de Grand Slam que había conseguido 11 victorias más que ella en el año.
Emociones a flor de piel en el US Open de Nueva York
Con la voz quebrada por la emoción, Osaka habló al final del partido mientras recibía una ovación de pie del público. “Tenía muchas ganas de volver a estas pistas”, expresó. “No sabía si sería capaz de hacerlo... Ganar este partido, estar aquí en esta atmósfera, es algo muy significativo para mí”.
Osaka había ingresado al cuadro principal de individuales femeninos con una invitación especial (wild card), ya que su posición en el ranking no era lo suficientemente alta para una clasificación automática.
Llegó al torneo con un registro de 18 victorias y 15 derrotas, y ocupando la posición número 88 en el mundo.
Tras una reciente eliminación en las rondas de clasificación del Abierto de Cincinnati, Osaka utilizó Instagram para hablar de los desafíos mentales que enfrentó desde el nacimiento de su primer hijo.
“Me siento desconectada de mi cuerpo”, escribió Osaka en esa ocasión. Cerró su mensaje asegurando que pondría todo su esfuerzo en su participación en Nueva York. Hasta el momento, parece que su dedicación y trabajo arduo están dando resultados.