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7 verdades sobre el suicidio que pueden salvar vidas

Alrededor del 54% de quienes se suicidan no tienen un diagnóstico de salud mental.

Es erróneo pensar que las personas que expresan sus intenciones de suicidio solo buscan atención. | Foto: PeopleImagen/Pixabay.

El suicidio surge como una de las principales causas de muerte en Estados Unidos, afectando a personas de todas las edades. Este tema, a menudo sombrío y delicado, se rodea de mitos que complican la comprensión y el apoyo hacia quienes enfrentan crisis.

La doctora Kristen Fuller, médico de medicina familiar y experta en salud mental de la Alianza Nacional Contra las Enfermedades Mentales (NAMI), enfatizó que "la educación y los recursos son esenciales para abordar el suicidio con compasión". Vamos a explorar algunos de los conceptos erróneos más comunes y sus realidades subyacentes.

Solo las personas con problemas de salud mental se suicidan

Aunque las enfermedades mentales son un factor importante, no son el único. De hecho, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) indican que alrededor del 54% de quienes se suicidan no tienen un diagnóstico de salud mental. Factores como problemas laborales, dificultades económicas o crisis de pareja también juegan un rol significativo en los pensamientos suicidas. Reconocer la diversidad de estos factores puede permitirnos ofrecer un apoyo más integral.

El suicidio ocurre sin aviso

Muchos piensan que el suicidio ocurre de forma repentina y sin señales de advertencia. Sin embargo, casi el 80% de las personas que se quitan la vida suelen mostrar indicios previos, reveló una investigación de la Universidad de Eastern Kentucky
Prevención (UEK).

Estos signos, que pueden ser sutiles, a menudo son perceptibles solo para quienes están más cerca. Frases como "No veo salida", expresar desesperanza o un cambio repentino en el comportamiento son señal de que alguien podría estar en peligro. Educarse sobre estas señales resulta crucial para poder ayudar a tiempo.

Si alguien quiere suicidarse, no se puede hacer nada

La creencia de que una persona decidida a suicidarse lo hará sin importar la ayuda que reciba es un error común. Muchas personas que consideran el suicidio lo hacen impulsivamente y buscan apoyo. Las acciones preventivas y el apoyo emocional pueden marcar la diferencia y salvar vidas.

Las personas que se suicidan son "cobardes" o "egoístas"

Etiquetar con estos términos a quienes se suicidan estigmatiza aún más a quienes sufren. Las personas que cometen suicidio, o piensan hacerlo, a menudo enfrentan un dolor emocional profundo y sienten que no hay salida. Para ellas, el suicidio puede parecer la única solución a su sufrimiento, no un acto de egoísmo. En su lugar, necesitan comprensión, apoyo y un renovado sentido de esperanza.

Quien se va a suicidar no lo dice, ni bromea al respecto

Es erróneo pensar que las personas que expresan sus intenciones de suicidio solo buscan atención. En realidad, aproximadamente 2/3 de quienes intentan suicidarse habían hablado previamente de sus intenciones. Estas afirmaciones a menudo representan un grito de ayuda, un signo de un dolor emocional profundo. Cada mención de suicidio, incluso en un contexto de broma, debe tomarse en serio y atenderse con atención.

Los pensamientos suicidas son permanentes

Esta creencia ignora la naturaleza situacional de los pensamientos suicidas. Con el tratamiento adecuado, incluso quienes sufren trastornos mentales pueden aprender a manejar y reducir sus síntomas. Los impulsores suicidas pueden ser temporales, pero requieren apoyo constante para superarlos de manera efectiva.

Válido es recordar que sobrevivir a un intento de suicidio no significa que la persona esté fuera de peligro; el riesgo de recurrencia destaca la necesidad de un apoyo constante y profesional.

Hablar sobre el suicidio lo promueve

Contrario a lo que muchos piensan, hablar sobre el suicidio no lo fomenta; por el contrario, reduce el estigma y puede salvar vidas. Preguntar a alguien sobre sus pensamientos suicidas puede, de hecho, aliviar la tensión y abrir un diálogo honesto. Este tipo de conversación resulta clave para evaluar la seriedad de la situación y ofrecer la ayuda necesaria.

Las conversaciones abiertas permiten que las personas se sientan cómodas al buscar ayuda. Discutir este tema ayuda a promover una mayor comprensión de la salud mental y anima a quienes luchan a tender la mano en busca de apoyo.

Educación y empatía en la prevención del suicidio

Las intervenciones profesionales juegan un papel fundamental en la prevención del suicidio, pero el apoyo emocional de amigos y familiares también resulta esencial. Los adolescentes, en particular, a menudo buscan ayuda de maneras indirectas. Aunque al principio pueden resistirse a la intervención, un apoyo constante puede derribar esas barreras y proporcionar el alivio necesario.

Es esencial desmontar los mitos sobre el suicidio para fomentar una mejor comprensión y proporcionar apoyo efectivo a quienes enfrentan esta crisis. A través de la educación y la empatía, podemos ayudar a quienes están en dolor y crear un entorno más seguro y compasivo. La salud mental es una parte vital del bienestar general, y todos podemos trabajar para ser más conscientes y solidarios.

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