En un momento crucial para el liderazgo de la ciudad de Nueva York, el alcalde Eric Adams compareció el viernes ante un tribunal de Manhattan y se declaró inocente de los cargos federales de corrupción y soborno.
"No soy culpable, señoría", expresó ante la juez federal Katherine Parker en una breve sesión judicial. La juez le permitió salir sin fianza, pero le ordenó que evitara el contacto con testigos relacionados con el caso.
“No tendrá contacto con ningún testigo individual ni con otras personas que figuren en la lista que facilitará el Gobierno en relación con los hechos o circunstancias previstos en la acusación”, declaró Parker.
La próxima cita de Adams ante el tribunal está prevista para el miércoles. Su abogado, Alex Spiro, planea presentar una moción para desestimar el caso.
Al salir del tribunal, Adams hizo una señal con el pulgar hacia arriba a una mezcla de partidarios y un abucheador. Spiro criticó la acusación, calificándola de caso basado en un testigo poco fiable. 'Este caso ni siquiera es un caso real', afirmó Spiro.
El caso de Eric Adams
La acusación, hecha pública el jueves, afirma que Adams aceptó prebendas de viaje por valor de 100.000 dólares de ciudadanos turcos ricos durante casi una década.
Estos cargos, que incluyen soborno y conspiración de fraude electrónico, tienen su origen en su etapa como presidente del municipio de Brooklyn y se intensificaron durante su campaña a la alcaldía. La agenda de Adams, ahora afectada por los desafíos legales, presentaba lagunas inexplicables entre reuniones clave.
A pesar del intenso escrutinio, Adams se mantiene desafiante, instando a los neoyorquinos a reservarse su juicio hasta que se presente su defensa. “No estamos sorprendidos. Nos lo esperábamos”, comentó tras el anuncio de los cargos.
El supuesto esquema de corrupción implicaba a Adams favoreciendo a sus socios turcos, utilizando su cargo para asegurarles beneficios, como presionar al Departamento de Bomberos de Nueva York para que aprobara un controvertido proyecto de construcción.
Al parecer, este esquema continuó incluso después de que las autoridades federales se incautaran de sus dispositivos y se allanara la casa de su principal recaudador de fondos. El fiscal estadounidense Damian Williams describió la conspiración como un "plan de varios años para comprar el favor de un político neoyorquino en ascenso".
La acusación culmina una quincena problemática para la administración de Adams, con la dimisión de altos cargos en medio de la confusión. Los llamamientos a la dimisión de Adams han venido de políticos prominentes como la representante Alexandria Ocasio-Cortez y el senador estatal John Liu.
Sin embargo, figuras clave como el senador Chuck Schumer y la gobernadora Kathy Hochul no se han sumado a estas demandas.
Hochul subrayó que Adams debería evaluar la situación y decidir una respuesta adecuada. La acusación subraya las conexiones de Adams con ciudadanos turcos que supuestamente apoyaron sus viajes y financiaron ilegalmente su campaña.
Estas acciones, que se cree que canalizaron dinero extranjero a través de ciudadanos estadounidenses, le reportaron importantes beneficios de campaña bajo certificaciones falsas.
Los fiscales afirman que Adams fabricó documentos y borró comunicaciones para encubrir su mala conducta, con pruebas que demuestran que dio instrucciones a asociados turcos para que los pagos parecieran legítimos.
Los cargos destacan un caso en el que Adams presionó a funcionarios para que aprobaran la construcción de un consulado turco en condiciones de seguridad dudosas.