El voto de los jóvenes en la elección de noviembre será crucial. Llegar a ellos y garantizar su participación electoral requiere tiempo, energía y recursos, algo en lo que las organizaciones de empoderamiento cívico no escatimamos. Los comicios del 2020 nos enseñaron que la diferencia entre una buena participación juvenil y una excelente radica en nuestra capacidad para ayudarlos a superar los obstáculos que enfrentan después de registrarse para votar.
Según el Censo de los Estados Unidos, en 2020, la inscripción de jóvenes votantes elegibles entre 18 a 24 años aumentó en 4.4 puntos porcentuales en comparación con 2016. En el caso de los estudiantes universitarios, el aumento fue de 7 puntos. Sin embargo, en ambos grupos, el crecimiento de la participación electoral fue significativamente mayor que los avances en la inscripción: la participación de los jóvenes de 18 a 24 años aumentó en 8.4 puntos porcentuales, y la participación de los estudiantes universitarios creció en 14 puntos.
En otras palabras, en 2020 logramos una participación histórica de votantes jóvenes y estudiantes porque un mayor número de ellos emitieron su voto, ya fuera en persona o por correo, en comparación con elecciones anteriores. La clave para continuar con este impulso en 2024 es la educación electoral. A pocos días de uno de los comicios más importantes de sus vidas, es importante desmitificar el proceso de votación y ayudar a los jóvenes inscritos para votar es crear un plan claro y seguro para que acudan a las urnas. Aquí algunas recomendaciones para quienes deseen colaborar, ya sean amigos, familiares, organizadores, maestros o líderes comunitarios:
Enfoquémonos en la logística. En la mayoría de los casos, votar es sencillo, y aún con complicaciones, el proceso puede gestionarse con la orientación adecuada. Pero no siempre parece así para los nuevos votantes, y es posible que no sepan dónde encontrar esa guía. Dependiendo de su estado, distrito y situación de vivienda, las opciones para emitir su voto varían significativamente. Esto es especialmente cierto para los jóvenes, que suelen verse afectados de manera desproporcionada por las leyes de identificación de votantes que imponen requisitos más estrictos en los lugares de votación.
Los estudiantes universitarios, cuyas opciones de votación suelen verse afectadas por cambios recientes de dónde residen -como mudanzas del estado o distrito de sus padres a una nueva ubicación en el campus de su universidad o colegio comunitario-, enfrentan obstáculos adicionales en algunos estados con leyes restrictivas que dificultan su participación electoral. Sin embargo, todos estos obstáculos son manejables, especialmente cuando se cuenta con la información adecuada. Entender dónde (¿en el buzón o lugar de votación?), cuándo (¿voto temprano o en el día de las elecciones?) y cómo (¿en persona o por correo?) pueden emitir su voto, y qué se les exige al hacerlo, puede aclarar un proceso que de otro modo podría parecer desalentador para nuevos votantes.
“Votar en la universidad a menudo se siente como navegar por un laberinto: los estudiantes están lidiando con muchas responsabilidades, lo que hace que el proceso parezca abrumador o confuso”, dijo Caitlin Kennedy, estudiante de la Universidad de San Francisco y embajadora de la Fundación Andrew Goodman. “Tener información clara, precisa y accesible sobre el registro de votantes, los plazos y los lugares de votación puede desmitificar el proceso.”
Hablemos sobre las elecciones locales. Como país, desafortunadamente no hacemos lo suficiente para asegurarnos de que las personas, y menos aún nuestros votantes jóvenes, conozcan cómo su voto puede influir en sus vidas. Las elecciones estatales y locales, a menudo eclipsadas por la política nacional, son donde se toman decisiones sobre asuntos que afectan directamente a los jóvenes, como los costos de educación, el salario mínimo y las políticas de vivienda. No es de extrañar, entonces, que el 42% de los votantes de la Generación Z sientan que su experiencia en la escuela secundaria no los preparó para salir a votar.
Hablar con los votantes jóvenes sobre sus opciones en las boletas locales demuestra el poder de su voto, algo de lo que muchos son escépticos. “Como estudiantes universitarios, a menudo nos sentimos ignorados, desconectados y desconfiados de los sistemas que nos gobiernan”, expresó Olivia Washington, estudiante de tercer año de la Universidad Virginia Commonwealth y embajadora de la Fundación Andrew Goodman. Sin embargo, a nivel local tienen mucho más poder para marcar la diferencia en temas que les importan, pero que no suelen escuchar en las noticias.
Esto no solo ayudará a motivar al 41% de los votantes de la Generación Z que no están convencidos de que su voto pueda hacer una diferencia, sino que también subraya que votar no es ‘un examen sorpresa’; es algo para lo que pueden prepararse y hacerlo más fácil para ellos.
Aclarar el proceso electoral. Desafortunadamente, la desinformación y la información errónea en la retórica pública en los últimos años ha erosionado la confianza en algunos votantes sobre la seguridad de las elecciones y si los resultados reflejan con precisión los votos emitidos. Nuestras elecciones son gestionadas por servidores públicos dedicados que operan en un sistema regido por la transparencia y la rendición de cuentas, con salvaguardias para evitar inexactitudes y proteger el derecho del electorado a votar.
Aclarar este proceso puede ayudar a que los votantes nuevos y potencialmente escépticos se sientan más seguros de que están participando en un sistema que contará sus votos correctamente, reforzando así su confianza en nuestra democracia. Olivia Washington agrega: “Veo nuestras elecciones como una prueba de cuán poderosos podemos ser. Cada voto que emitimos está respaldado por servidores públicos que trabajan con dedicación e integridad para asegurarse de que nuestra voz sea escuchada.”
Como en casi cualquier proceso, votar puede parecer intimidante para alguien que es nuevo en ello. Al tomarnos el tiempo para asegurarnos de que los votantes jóvenes se sientan seguros y cómodos con cada parte del proceso, podemos ayudar a que hagan oír su voz este año y asuman su papel como la próxima generación de líderes de nuestro país. Esta temporada electoral, habla con una persona joven en tu vida y averigua si tiene un plan para votar o necesita ayuda para hacer uno. Podría ser una revolucionaria diferencia en una participación electoral juvenil efectiva.
Los autores de este artículo de opinión dirigen organizaciones que forman parte del Comité Directivo de la Semana Nacional de Educación para Votantes, una campaña anual no partidista que tiene como objetivo brindar a los votantes las herramientas e información necesarias para votar con confianza, la cual se llevará a cabo del 7 al 11 de octubre de este año. Carolyn DeWitt es la presidenta y directora ejecutiva de Rock the Vote, Clarissa Unger es la directora ejecutiva y cofundadora de la Coalición Students Learn Students Vote, Derrick Lewis es el director interino de la División Juvenil y Universitaria de la NAACP, Jen Domagal-Goldman es la directora ejecutiva del Desafío ALL IN Campus Democracy, Rashawn Davis es el director ejecutivo de la Fundación Andrew Goodman, Stephanie Sherman representa a la Fundación Creative Artists Agency en los esfuerzos de alcance a votantes jóvenes, Tyra Wilkes es la directora de comunicaciones del Instituto Nacional Vote at Home, y Yadira Sanchez es la directora ejecutiva de Poder Latinx.