¿Campaña política en medio de la devastación? Why not. En Estados Unidos todo es posible y mientras miles de personas enfrentan los desafíos de los desastres naturales, como los huracanes Milton y Helene, los políticos lo convierten en un tema de campaña instantánea. .
Los desastres climáticos están abriendo un camino en la carrera presidencial: entre acusaciones, culpas y mentiras, los candidatos impulsan eventos de campaña en los estados afectados, especialmente en Georgia y Carolina del Norte.
El fin de semana, Kamala Harris hizo una visita en una región de Carolina del Norte duramente golpeada por el huracán Helene. Pero, en este viaje no solo se solidarizó con los afectados, sino que también incluyó algunos eventos de campañas para la movilización de los votantes negros en un estado clave.
En el otro escenario, Donald Trump habló en Coachella, California, sobre las prácticas de gestión de agua de ese estado –gobernador por el demócrata Gavin Newsom–. El republicano amenazó con “retener cualquier parte de ese dinero para incendios”. Pero, el expresidente también criticó la respuesta del gobierno al desastre provocado por Milton y Helen.
Pero, para este tipo de crisis hay dos escenarios: una buena gestión impulsa una recompensa política, pero, minimizar o usar el desastre con otras intenciones, podría costarle muy caro a los candidatos.
Manejo de narrativas en situaciones de desastres
La bandera de la campaña de Trump ha sido la desinformación y, los huracanes, no fueron la excepción. El expresidente hizo afirmaciones falsas sobre los fondos de emergencia de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA). Sin pruebas, dijo que la agencia usaba dinero de la atención de desastres climáticos para los inmigrantes.
Fue uno de los primeros en visitar Georgia, un estado clave y uno de los más devastados por Helene. Desde ahí, hizo afirmaciones falsas sobre la FEMA y criticó la gestión de la administración Biden.
Harris, por su parte, fue más precavida. Y, aunque también visitó las zonas afectadas en Georgia, se inclinó por tener una postura más institucional. Pidió “dejar la política a un lado” para centrarse en la ayuda a los afectados por el huracán.
En este punto, aunque los desastres climáticos están fuera de las manos de los humanos, los votantes estadounidenses suelen prestar atención y examinar con lupa a aquellos políticos que puedan ofrecer ayuda real. Incluso, estas situaciones pueden llegar hasta cambiar la intención de voto de muchos, explicó a EFE John Gasper, profesor de la Carnegie Mellon University.
¿Cómo ha influido los desastres climáticos en las elecciones de EEUU?
Desde H.W. Bush hasta Obama, los huracanes han influido directamente en la percepción de los votantes sobre los políticos y su manera de gestionar los momentos de crisis.
En 1992, por ejemplo, el huracán Andrew golpeó con fuerza el estado de la Florida, justo en la recta final de las presidenciales. ¿Los resultados? La caótica reacción de George H.W. Bush –en ese momento presidente– le costó una pérdida de puntos de aprobación en ese estado. Pasó de tener una ventaja de 22 puntos en Floridas en los comicios de 1988, a solo tener dos puntos de ventaja en los comicios después del desastre climático.
Pero, de todo se aprende, y el hijo de H.W. Bush, George W. Bush, superó la prueba de los huracanes que impactaron Florida en medio de su campaña a la reelección en agosto de 2004. En ese momento, se puso sus botas y recorrió las regiones más afectadas. Una manera de demostrar que tenía todo under control.
Aunque su eficaz respuesta le dio el chance de ganar Florida con 381,000 votos, su fortaleza ante los desastres se esfumó cuando al año siguiente se enfrentó al huracán Katrina, el más potente en la historia de EEUU. W. Bush nunca pudo recuperarse políticamente.
Si nos vamos a un año más reciente, en 2012, el huracán Sandy sacudió la campaña de Barack Obama, quien estaba en la carrera para la reelección cuando tormenta impactó New Jersey, gobernador por el republicano Chris Christie. Luego del desastre, Obama visitó el estado, y fue alagado por ser un líder “capaz” de trascender divisiones partidistas en medio de la tragedia.
Además, la gran respuesta federal antela tormenta mostró a Obama como un político fuerte y con la capacidad de responder en momentos de crisis.