¿Sabías que cada año, 15 millones de personas en todo el mundo sufren un accidente cerebrovascular (ACV)? Sí, y en Estados Unidos, más de 500.000 personas experimentan su primer ACV o ictus anualmente. Pero no es razón de alarmarse, ya que, hasta el 80% de estos casos podrían evitarse con medidas adecuadas.
¿Qué es un ACV o ictus?
Un ictus o ACV ocurre cuando se bloquea el flujo sanguíneo hacia el cerebro o cuando un vaso sanguíneo se rompe y causa una hemorragia. Es como un cortocircuito en tu cerebro. Puede ocurrir por un bloqueo (ictus isquémico) o por una hemorragia cerebral (ictus hemorrágico).
Esta condición se ha convertido en una de las principales causas de muerte, con más de 162.600 fallecimientos solo el año pasado en EEUU.
¿Por qué Ocurre?
Hay muchos factores que pueden aumentar tu riesgo de sufrir un ictus, como la edad, la genética y ciertas enfermedades. Sin embargo, ¡tú tienes el poder de controlar muchos de ellos!
La Asociación Americana del Ictus (ASA) publicó el lunes nuevas directrices que ofrecen recomendaciones valiosas para ayudar a los profesionales sanitarios a identificar a aquellos en riesgo y promover cambios esenciales en el estilo de vida.
1. Alimentación saludable
Mantener una dieta saludable resulta fundamental para prevenir un ictus. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir abundantes frutas, verduras, proteínas magras y cereales integrales.
También se aconseja reducir la ingesta de grasas saturadas, grasas trans y azúcares añadidos. Tan solo mantener el consumo de sal por debajo de 5 gramos al día ayuda a controlar la presión arterial.
2. ¡Muévete! Al menos 150 minutos a la semana
La actividad física complementa una dieta nutritiva. La OMS aconseja practicar al menos 150 minutos de ejercicio aeróbico moderado por semana. Actividades como caminar, montar en bicicleta o nadar contribuyen a bajar la presión arterial y mantener un peso saludable. La obesidad incrementa el riesgo de ictus y controlar el peso se vuelve esencial.
3. Controla la diabetes
Mantener los niveles de azúcar en sangre bajo control es vital, ya que los niveles elevados aumentan el riesgo de ictus. Así, la diabetes requiere atención constante mediante un estilo de vida saludable y monitoreos regulares. Además, controlar la presión arterial es crucial. La hipertensión actúa como un precursor clave de los ictus.
4. ¡No al Tabaco!
Dejar de fumar es uno de los cambios más impactantes que se puede hacer para reducir el riesgo de ictus. Fumar daña los vasos sanguíneos y contribuye a la formación de coágulos. Por lo tanto, es fundamental acceder a recursos de apoyo para dejar el tabaco y seguir un plan de deshabituación.
Salud femenina: protege tu cerebro
Las nuevas directrices también hacen hincapié en la salud de las mujeres, que enfrentan un mayor riesgo de ictus debido a características biológicas y reproducciones. El uso de anticonceptivos, así como problemas relacionados con el embarazo, como la hipertensión, incrementan este riesgo.
Se estima que aproximadamente 55.000 más mujeres que hombres sufren ictus cada año en EEUU, reseñó New York Post.
ACV: cada segundo cuenta, BE FAST
Detectar los síntomas del ictus o ACV a tiempo es vital. Expertos recomiendan el acrónimo BE FAST:
- B (Balance): Pérdida de equilibrio.
- E (Eyes): Cambios en la visión.
- F (Facial droop): Caída de una parte de la cara.
- A (Arm weakness): Debilidad en un brazo.
- S (Speech): Dificultad para hablar.
- T (Time): Tiempo para buscar ayuda inmediata.
La intervención médica rápida puede marcar la diferencia, dentro de las primeras cuatro horas.
La prevención del ictus requiere un enfoque proactivo. Con cambios sencillos en el estilo de vida, es posible reducir significativamente el riesgo. Cambiar hábitos alimenticios, realizar ejercicio regularmente y controlar factores de riesgo son pasos que cualquiera puede adoptar. Recordemos que la salud es un viaje, y cada pequeño esfuerzo cuenta. La educación y la concienciación son nuestras mejores herramientas para combatir el ictus y vivir una vida más sana.