Brindar con una copa de prosecco suena chic y festivo, pero ¿quién iba a pensar que tus dientes podrían pagar el precio? Este vino espumoso, famoso por alegrar las fiestas, tiene un lado oscuro que dejó a dentistas de todo el mundo en alerta máxima. A continuación, te contamos cómo protege tus dientes mientras sigues disfrutando esta burbujeante amenaza.
El impacto en el esmalte dental
El encanto de prosecco lo hizo un imprescindible en las celebraciones de latinos en Estados Unidos, pero su mezcla de azúcar y acidez arruina más sonrisas de las que creemos. Según Daily Mail, este vino tiene un pH de 3.25, más ácido que lo necesario para descomponer el esmalte dental, comparable incluso con los refrescos. Además, una copa contiene cerca de una cucharadita de azúcar, suficiente para alimentar bacterias bucales y multiplicar el daño.
El Dr. Sahil Patel, fundador de Marylebone Smile Clinic, destacó que los dentistas observan aumentos de caries en los dientes frontales después de las temporadas de fiestas. “El Prosecco es dulce, accesible y burbujeante, todo lo que lo hace irresistible, pero también perfecto para debilitar tu esmalte”, señaló Patel.
La combinación mortal de acidez y azúcar
El impacto dañino no termina con el azúcar. La acidez de Prosecco ataca directamente al esmalte, mientras que el alcohol disminuye la producción de saliva, dejando tus dientes más vulnerables. New York Post explicó cómo el hecho de beber esta bebida en pequeños sorbos durante horas prolonga el contacto dañino con los dientes. Si unes esto con la "sequedad de boca", el ambiente para las caries está asegurado.
La Dra. Nyree Whitley, directora clínica de MyDentist, también agregó que los dientes con esmalte debilitado se vuelven más sensibles al calor, al frío y a los alimentos azucarados. ¿El resultado? Molestias constantes y una sonrisa que podría terminar costando una fortuna en el consultorio dental.
Más que dientes amarillos
Los problemas dentales asociados con el consumo frecuente de prosecco no se limitan a la estética. Muchos recurren a reparaciones costosas como empastes o carillas para restaurar el daño causado. "Algunos pacientes experimentan molestias significativas, como dolor al comer o dientes con bordes ásperos", detalló el Dr. Nyree Whitley, directora clínica de MyDentist. Este deterioro, si no se detecta a tiempo, podría llevar a complicaciones más graves y costosas en el futuro. Además, si consideramos los altos costos de los tratamientos dentales en Estados Unidos, este "lujo accesible" podría salir caro para quienes lo consumen regularmente sin medidas preventivas.
Consejos para proteger tus dientes
Los expertos recomiendan disfrutar el prosecco con moderación y adoptar hábitos simples para reducir sus efectos dañinos:
- Usar un popote para minimizar el contacto con los dientes.
- Beber agua entre cada sorbo ayuda a enjuagar los ácidos.
- Masticar chicle sin azúcar puede estimular la producción de saliva y neutralizar ácidos.
- Esperar al menos 30 minutos antes de cepillarse los dientes después de consumir prosecco, para evitar esparcir el ácido en el esmalte debilitado.
- Comer queso al consumir prosecco ayuda a contrarrestar la acidez.
Moderación como clave
El Servicio Nacional de Salud (NHS) en Reino Unido aconseja limitar el consumo de alcohol a no más de 14 unidades por semana, aproximadamente seis copas de vino. En Estados Unidos, las recomendaciones sugieren que las mujeres no excedan siete tragos estándar por semana, y los hombres, 14.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) subrayó que no existe una cantidad "segura" de alcohol y que su consumo excesivo puede causar una variedad de problemas de salud, incluyendo enfermedades crónicas.
El Dr. Patel concluyó aconsejando optar por bebidas alcohólicas claras y con menos azúcar para las celebraciones. Reducir la importancia de una bebida en nuestra vida cotidiana no solo ayuda a proteger nuestros dientes, sino que también fomenta una relación más consciente con nuestra salud general.