En la NBA, la altura y el talento van de la mano, pero no siempre en proporciones iguales. Aquí, los gigantes hacen temblar los tableros y los pequeños demuestran que el tamaño no limita el alcance de los sueños. Los centímetros pueden ayudarte a colgarte fácilmente de la canasta, pero no son garantía de grandeza. Hoy revisaremos tanto a los colosos como a los diminutos que han dejado una marca imborrable en la liga, comprobando que el baloncesto no discrimina cuando se trata de talento y determinación.
Los más altos de la historia
No hay escenario más natural para un gigante que una cancha de baloncesto. Y la NBA nos ha dado algunos de los ejemplos más impresionantes:
Gheorghe Muresan (2.31 metros)
El gigante nacido en Rumanía no solo dominó en altura, sino que también en habilidad. Fue reconocido como el Jugador Más Mejorado en la temporada 1995-96, al registrar 9.8 puntos, 6.4 rebotes y 1.5 bloqueos por partido durante su carrera. Su carisma y físico lo hicieron uno de los favoritos, al punto de que incluso incursionó como actor en la película de comedia My Giant. Lamentablemente, las lesiones limitaron su estadía en las alturas de la NBA.
Manute Bol (2.31 metros)
Probablemente uno de los jugadores más fascinantes de la historia. Bol no solo fue un maestro defensivo, liderando la liga en bloqueos con un promedio de 5 por partido durante su debut, sino que en ocasiones sorprendió a todos convirtiendo triples, algo poco usual para su época. Fuera de la cancha, Bol utilizó su fama para apoyar causas benéficas en Sudán, su país natal. A pesar de su imponente altura, su promedio de 2.6 puntos por partido demuestra que el tamaño no lo es todo.
Yao Ming (2.29 metros)
La mezcla casi perfecta de altura y habilidad. Durante su legendaria carrera con los Houston Rockets, Yao promedió 19 puntos, 9.2 rebotes y 1.9 bloqueos por partido. Fue seleccionado 8 veces al All-Star y llevó el baloncesto de la NBA a un nivel global debido a su popularidad en China, reseñó NBC News. Sin embargo, al igual que muchos jugadores altos, las lesiones acortaron su carrera demasiado pronto.
Victor Wembanyama (2.24 metros)
Si los anteriores son figuras legendarias, Wembanyama es la promesa brillante que podría reinventar el futuro de la NBA. Este joven talento francés ha deslumbrado con su habilidad para combinar la agilidad de un jugador más bajo con la imponente presencia física de un coloso. Con estadísticas impresionantes en su temporada de novato (15.5 puntos, 8.0 rebotes y 2.5 bloqueos por partido), muchos opinan que el techo de "Wemby" está más alto que cualquier canasta.
¿La altura lo es todo?
Parecería lógico que en un deporte como el baloncesto, cuanto más alto seas, mejores serán tus oportunidades. Y sí, la altura confiere ventajas claras, como bloquear tiros o alcanzar el aro con menor esfuerzo. Pero no todo son beneficios. Según un artículo de The Guardian, los jugadores extremadamente altos tienen mayor riesgo de lesiones debido al estrés que soporta su cuerpo. ¿Ejemplos? Ralph Sampson (2.24 metros) tuvo una carrera impresionante con 4 participaciones en el All-Star antes de que los problemas de rodillas frenaran su ascenso. Incluso Yao Ming y Gheorghe Muresan vieron sus carreras truncadas por problemas físicos relacionados con su talla.
Además, existe otro factor a considerar. El doctor Sergio Tejero, especialista en Traumatología y cirugía del pie de las Clínicas Beiman, explicó a la web Salud+Deporte los deportistas altos, como los jugadores de baloncesto, deben mover una gran masa corporal para desplazarse, lo que incrementa el riesgo de lesiones. La energía de un posible impacto es mayor, haciendo que caídas o esguinces de tobillo resulten más severos. Este fenómeno evidencia que, aunque la altura brinda ventajas, también coloca un peso extra en el cuerpo que puede desembocar en lesiones traumáticas y complicaciones a largo plazo.
Por otro lado, demasiado enfoque en la altura puede eclipsar lo que realmente importa en el juego. Para jugadores como Muggsy Bogues (1.60 metros), su falta de altura nunca fue un problema. Cuando le preguntaron si el tamaño importaba, respondió con simpleza y confianza absoluta: “No. Para nada”. Y tenía razón.
Los más bajos de la cancha de la NBA
En una liga donde la altura promedio está por encima de 1.98 metros, algunos jugadores más bajos rompieron todos los estereotipos y probaron que el baloncesto es tanto para los altos como para los bajos.
Muggsy Bogues (1.60 metros)
El jugador más bajo en la historia de la liga dio una lección de agilidad y visión de juego. Durante sus mejores años, promedió casi 10 puntos y 10 asistencias por partido. Incluso logró bloquear a Patrick Ewing, un pívot de más de 2.10 metros, demostrando que no hay imposibles. Su corazón y determinación se reflejaron en una icónica carrera de 14 temporadas en la NBA.
Spud Webb (1.68 metros)
¿Quién dijo que los más bajos no pueden volar? En 1986, Spud Webb desafió la lógica y ganó el concurso de mates de la NBA, dejando boquiabiertos a todos los fanáticos al volar hacia la gloria con facilidad. Esto fue un claro recordatorio de que la grandeza no se mide con una cinta métrica.
Yuki Kawamura (1.72 metros)
Este japonés es un ejemplo de los nuevos talentos que se han colado en una liga dominada por atletas mucho más altos. Su estilo explosivo y dinámico ha capturado la atención en las canchas, recordándonos que la velocidad, el estilo y la disciplina muchas veces superan las ventajas físicas.
El baloncesto no se mide en centímetros. La NBA, con su diversidad de alturas, demuestra que el baloncesto es un deporte donde el talento y la determinación prevalecen sobre las medidas físicas. Desde los gigantes que dominan la cancha hasta los pequeños que desafían las probabilidades, cada jugador aporta algo único al juego. La altura puede ser una ventaja, pero no define el legado de un jugador. En la NBA, lo que realmente importa es el corazón y la habilidad que cada atleta trae al juego.