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Axel Pons, el piloto que dejó todo para caminar por el mundo descalzo

Axel, quien participó en 144 carreras de Moto2, caminó más de 8,000 Km conociendo diferentes países y culturas.

En 2019, abandonó el ritmo frenético de los circuitos y se embarcó en un recorrido a pie. | Foto: Twitter (@ScherazadeMS).

A sus 33 años, Axel Pons, hijo del legendario campeón mundial de motociclismo Sito Pons, dejó atrás las carreras de Moto2 y su etapa en el mundo de la moda para emprender un viaje transformador que redefine su vida. Este catalán cambió los circuitos y las luces de los reflectores por un par de pies desnudos y una mochila al hombro, recorriendo 10 países en Asia en búsqueda de su identidad, su fe y un propósito más profundo. Hoy, su historia inspira a quienes buscan sentido más allá de lo material.

Cambiando velocidad por propósito

Axel Pons irrumpió en el motociclismo siguiendo los pasos de su famoso padre. Desde 2011 hasta 2017, participó en 144 carreras en la categoría Moto2, alcanzando su mejor posición general como 16º. Sin embargo, la presión de llevar el apellido Pons resultó asfixiante. En 2018 cortó con todo lo relacionado a las dos ruedas y, para sorpresa de todos, encontró refugio en el mundo de la moda. Fue modelo, diseñador y figura pública, pero ese entorno tampoco le llenó.

Un año después, tomó una decisión radical. Dejó su empleo, su relación amorosa y su vida acomodada. "Estaba atrapado", confesó en una entrevista a El País. Abandonó el ritmo frenético de los circuitos y se embarcó en un recorrido a pie que hasta hoy sigue dejando huella.

Una transformación física y espiritual

Axel emprendió su travesía descalzo desde España en 2023. Durante 15 meses, caminó más de 8,000 kilómetros y cruzó lugares como Turquía, Irán y Pakistán. Según relató al canal Pakistan Tourism, esta experiencia no solo le permitió conectar profundamente con el entorno, sino que también tuvo un fuerte impacto en su espiritualidad.

"Mi fe y los pasos que doy son mi manera de rezar",

declaró al justificar su decisión de realizar este extraordinario viaje.

Sus seguidores han notado la transformación física que lo acompaña. Rastas, una barba espesa y su piel quemada por el sol son testigos de esta nueva etapa. Ahora se le conoce como Isaac, un nombre que simboliza el renacimiento de su identidad y la búsqueda de su espiritualidad. Este cambio radical responde a una búsqueda de paz y conexión con lo que él llama "la esencia de la vida".

“Cada paso es una forma de agradecer”,

expresó en entrevistas compartidas por redes sociales.

Un accidente que marcó su camino

Su decisión de alejarse de las motos tuvo un detonante. Durante el Gran Premio de Alemania en 2017, Axel sufrió un accidente que lo llevó a fracturarse ambas muñecas tras salir volando en una curva a 200 km/h. Este evento impactante lo obligó a cuestionar lo efímera que podía ser la vida en circuitos llenos de adrenalina. A esto se sumó la pandemia de COVID-19, que profundizó su desconexión con el mundo moderno. En redes sociales, expresó críticas al sistema convencional mediante posturas controvertidas sobre las vacunas, antes de desaparecer por completo de internet.

Una visión paterna sobre su transformación

Para Sito Pons, el cambio de vida de su hijo es tan sorprendente como inspirador. En declaraciones destacadas por BikeSport News, el excampeón mundial explicó que Axel tomó esta decisión movido por el deseo de comprender el mundo desde una perspectiva más humana.

“Nos explicó que necesitaba caminar, conocer diferentes culturas y religiones, y así comenzó su viaje”, declaró Sito. Según él, Axel muestra una disciplina admirable al levantarse cada día a las 5 de la mañana para meditar, hacer yoga y luego emprender su ruta.

Sito también reconoció cómo, irónicamente, el deseo de su hijo de escapar de los reflectores lo convirtió en una figura viral.

“Es increíble cómo su historia ha llamado la atención en Europa. Aunque él no está al tanto de todo esto, porque vive desconectado, el impacto que genera es evidente” .

Impacto global en su travesía

Axel, o Isaac, ha dejado huella por los lugares donde ha pasado. En Pakistán, llamó la atención de numerosas personas que se acercan fascinadas a conocer su historia. AS reportó cómo su presencia descalza y humilde se convirtió en un tema recurrente dentro de las comunidades locales.

"La gente me invita a sus hogares, no por compasión, sino porque mi historia despierta curiosidad y unión",

compartió con una sonrisa agradecida.

Aunque intenta mantener un perfil bajo, su viaje se volvió viral gracias a transeúntes y canales locales que compartieron imágenes y videos de su travesía. Axel, portador de valores de simplicidad, ahora es un símbolo de libertad y autenticidad, algo que claramente impacta en un mundo hiperconectado.

Desafíos y proyectos pendientes

El plan inicial de Axel era cruzar hacia la India, aunque complicaciones con la visa lo obligaron a quedarse más tiempo en Pakistán. Su próximo objetivo es atravesar la frontera con China, aunque lo toma con calma. Como él mismo dijo en una entrevista en ¡Hola!, ahora vive "más lento" y siente que esto le permite disfrutar paso a paso de lo que lo rodea.

A pesar de su estilo de vida minimalista, la atención sigue persiguiéndole. Para él, la atención no es el motor de su transformación, pero reconoce el impacto positivo que ha generado hasta ahora. Muchos esperan con expectativa nuevos capítulos sobre este singular mochilero.

La inspiradora travesía de Axel Pons

La historia de Axel Pons es una lección en tiempos donde el ritmo acelerado de la vida moderna deja poco espacio para reflexionar. De piloto de Moto2 a trotamundos descalzo, supo reinventarse en búsqueda de algo más grande que los títulos o las posesiones. Sus acciones no son un escape, sino un llamado para reconectar con propósitos esenciales, caminar hacia valores reales y disfrutar de lo que lo rodea.

Hoy, Axel continúa su viaje mientras lleva consigo un mensaje claro sobre cambiar el ritmo, conectarse con la tierra y redescubrirse. La motivación detrás de las acciones de Pons sigue cautivando a miles, recordando que, con cada paso, siempre estamos a tiempo de recorrer un nuevo camino.

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