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El Parkinson: ¿es factible revertir la enfermedad?

Investigaciones están buscando fármacos que puedan prevenir la muerte neuronal o incluso inducir la regeneración de las células dañadas

Parkinson
Un revelador informe encontró esultados positivos en el primer estudio de análisis de sangre con inteligencia artificial para detectar Parkinson. Foto: Freepik

La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo crónico que afecta principalmente al movimiento, causando síntomas como temblores, rigidez muscular, bradicinesia (lentitud de los movimientos) y problemas de equilibrio.

A pesar de los avances en la medicina, aún no existe una cura definitiva para el Parkinson, sin embargo, las investigaciones actuales están explorando diversas vías para revertir o, al menos, mitigar significativamente los efectos de esta enfermedad.

Terapias con células madre

Una de las áreas más prometedoras en la investigación del Parkinson es el uso de células madre. Estas células tienen la capacidad de convertirse en diferentes tipos celulares, incluidas las neuronas dopaminérgicas, que son las que se dañan en la enfermedad de Parkinson.

Al implantar células madre en el cerebro de personas con Parkinson, se busca reemplazar las células dañadas, restaurando la producción de dopamina y, por ende, mejorando los síntomas motores.

Aunque los resultados iniciales son prometedores, se siguen realizando estudios para entender los riesgos, como el desarrollo de tumores, y para optimizar las técnicas de diferenciación celular y trasplante.

Terapias génicas

Otra estrategia que se está explorando para revertir el Parkinson es la terapia génica. En lugar de tratar los síntomas, la terapia génica busca corregir la causa subyacente de la enfermedad.

En este caso, se intentan modificar genes específicos que intervienen en la producción de dopamina o en los procesos que desencadenan la degeneración neuronal.

Por ejemplo, se están investigando enfoques que consisten en la introducción de genes que permitan a las células cerebrales producir más dopamina o que puedan mejorar la supervivencia de las células nerviosas afectadas.

En ensayos clínicos, algunos pacientes han mostrado mejoras en los síntomas, pero esta línea de investigación está aún en sus primeras fases.

Estimulación cerebral profunda (DBS)

La estimulación cerebral profunda (DBS, por sus siglas en inglés) es un tratamiento que se utiliza para controlar los síntomas del Parkinson, especialmente en aquellos casos en que los medicamentos ya no son efectivos.

Consiste en la implantación de electrodos en áreas específicas del cerebro, como el núcleo subtalámico, que están involucradas en el control del movimiento. Estos electrodos emiten impulsos eléctricos que modulan la actividad cerebral anómala asociada al Parkinson.

Aunque no cura la enfermedad, la DBS puede mejorar significativamente los síntomas motores y, en algunos casos, incluso revertir parcialmente los efectos de la enfermedad, permitiendo a los pacientes llevar una vida más funcional.

Tratamientos farmacológicos avanzados

En cuanto a los tratamientos farmacológicos, existen varios enfoques que están siendo investigados para revertir o al menos ralentizar la progresión del Parkinson. Uno de los enfoques más interesantes es el uso de medicamentos que protegen las células cerebrales afectadas.

Investigaciones están buscando fármacos que puedan prevenir la muerte neuronal o incluso inducir la regeneración de las células dañadas.

Además, se está trabajando en medicamentos que no solo alivien los síntomas, sino que también puedan influir en la causa subyacente de la enfermedad.

Intervenciones en el microbioma intestinal

Recientemente, se ha descubierto que el microbioma intestinal juega un papel crucial en diversas enfermedades neurodegenerativas, incluido el Parkinson.

Algunas investigaciones sugieren que los desequilibrios en las bacterias intestinales podrían contribuir a la aparición y progresión de la enfermedad.

En este sentido, algunas terapias que modulen el microbioma intestinal, como probióticos o cambios en la dieta, podrían tener un impacto positivo en la reversibilidad de los síntomas o en la ralentización de la progresión del Parkinson.

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