Robert F. Kennedy Jr. no necesita presentaciones… pero su voz sí que lo hace. Esa mezcla entre temblores y tonos tensos no es un estilo ni una decisión artística. Se trata de una condición rara y complicada que lleva décadas cargando como un secreto a gritos. La disfonía espasmódica, una afección neurológica poco común, no solo cambió cómo lo escuchan, sino también cómo lo perciben.
¿Qué es la disfonía espasmódica?
Esta condición neurológica, poco conocida, interrumpe la conexión entre el cerebro y las cuerdas vocales, causando movimientos involuntarios en los músculos que las controlan. Esto da lugar a una voz entrecortada, tensa o con tonos roncos característicos.
Según NPR, afecta a unas 50,000 personas en América del Norte, siendo una afección más frecuente en mujeres. Y no, no se sabe exactamente qué la provoca, aunque la ciencia apunta a que es neurológica.
Los síntomas más comunes incluyen:
- Espasmos que dificultan hablar con fluidez.
- Voz forzada, como si estuviera atrapada en la garganta.
- Fatiga vocal después de hablar por periodos prolongados.
- Momentos de quiebre o interrupción en las palabras.
La batalla vocal de RFK Jr.
Robert F. Kennedy Jr. se enfrentó a años de especulación antes de confirmar su condición tras un diagnóstico médico. “Recibía cartas sugiriendo disfonía espasmódica, hasta que un médico lo confirmó”, recordó Kennedy en una entrevista. Desde entonces, sabe que su voz no es solo un medio de comunicación, también es su sello, para bien o para mal.
La voz de RFK Jr. no solo lo diferencia, sino que lo perturba. En una confesión sin filtros, le dijo a Los Angeles Times que detesta cómo suena, a punto de sentir pena por aquellos que deben escucharlo hablar. "Suena terrible, pero curiosamente, cuanto más la uso, mejor se pone", dijo casi con resignación. ¿Lo detuvo esto en su carrera? No. Está nominado como secretario de Salud y Servicios Humanos y tendrá que encarar al Senado para demostrar que su voz peculiar no silencia su capacidad para liderar.
Botox, su aliado inesperado
Cuando las cuerdas vocales se rebelan, el Botox se convierte en la solución más popular. Sí, ese mismo que muchos usan para atenuar arrugas en el rostro. Kennedy mencionó a NPR que cada cuatro meses recibe inyecciones con esta toxina en sus cuerdas vocales. Estas aplicaciones reducen la tensión y permiten que su voz recupere cierta fluidez por un tiempo. No es una solución definitiva, pero sí un alivio temporal que ayuda a quienes padecen esta afección a enfrentar sus días con menos esfuerzo.
“Si pudiera sonar mejor, lo haría”, aseguró Kennedy en una entrevista con The Diane Rehm Show. Esta última, una presentadora conocida, comparte su misma condición, lo que llevó a una conversación inesperadamente íntima entre dos voces marcadas por el mismo trastorno.
No todo es tan malo cuando se mira el panorama completo
Aunque para muchos escucharla puede ser un desafío, la voz de Kennedy es un testimonio constante de resiliencia. Las dificultades que enfrenta con cada palabra hablan de una fortaleza mucho mayor que su timbre. Según NPR, quienes viven con esta afección usualmente encuentran motivación en figuras públicas que, como Kennedy, optan por no esconder su realidad. Sus testimonios no solo educan, sino que conectan con aquellos que sienten su dolor.
“Esto no me define. Mi mensaje siempre será más fuerte que mi voz”, parece ser el recordatorio constante de RFK Jr., que usa su condición para visibilizar un trastorno que de otra manera permanecería en las sombras.
Kennedy siempre ha sido mucho más que un apellido famoso. Abogado ambientalista, defensor de causas sociales y ahora un posible líder en Salud y Servicios Humanos, su historia personal arroja luz sobre una disfunción que, aunque difícil de manejar, no ha impedido que su mensaje resuene. En su voz peculiar se balancea una mezcla única de vulnerabilidad y coraje.