Para millones de personas, viajar en avión se siente más como un reto que como una aventura. La aerofobia, el miedo a volar, afecta a más de 25 millones de estadounidenses. Supervisada por profesionales, superar este temor no solo es posible, sino que abre las puertas a experiencias que transforman vidas.
El miedo puede tener raíces más profundas
La aerofobia a menudo nace de una combinación de ansiedad general y experiencias pasadas traumáticas, como accidentes automovilísticos o desastres naturales, explicó Gail Saltz, psiquiatra de Weill Cornell Medical College, a CNN. También puede estar relacionada con grandes cambios personales, como matrimonio, graduación o la llegada de un hijo, momentos donde los riesgos se perciben más amenazantes que nunca.
Incluso factores indirectos, como el miedo a estar en un lugar cerrado o las turbulencias, pueden detonar esta fobia, comentó Saltz. Estas sensaciones suelen generar pensamientos obsesivos, difíciles de eliminar, que elevan el miedo a niveles extremos. Identificar si estas raíces provienen de experiencias pasadas o ansiedades actuales es un paso esencial para diseñar un plan efectivo contra el miedo.
Los accidentes de avión son menos comunes de lo que imaginas
Es natural que noticias sobre accidentes recientes, como la colisión fatal cerca de Washington D.C., aviven el temor a volar. Sin embargo, las estadísticas revelan una historia diferente. Según cifras compartidas en CNN, tu probabilidad de ser alcanzado por un rayo es mucho mayor que la de sufrir un accidente aéreo.
Tener en cuenta que los vuelos son uno de los medios de transporte más seguros ayuda a contextualizar los miedos irracionales, explicaron expertos entrevistados por Vice. Un asistente de vuelo afirmó que ha trabajado en más de 4,000 vuelos durante 20 años y aún se siente tranquilo al despegar. “Horribles cosas ocurren, pero recuerden que el auto tiene más probabilidades de ser mortal que cualquier avión”, compartió.
Técnicas prácticas para manejar la ansiedad a volar
Superar el miedo no se logra de la noche a la mañana, pero existen métodos sencillos y efectivos para reducirlo significativamente.
- Ejercicio sensorial "54321". Tom Bunn, piloto retirado y terapeuta, recomendó identificar cinco cosas que ves, cuatro que tocas, tres sonidos, dos olores y un sabor. Este método te ancla al presente y aleja pensamientos catastróficos, según explicó a Business Insider.
- Respiración 4-7-8. Tanto Saltz como Menon, terapeuta entrevistada por Business Insider, afirmaron que inhalar durante cuatro segundos, retener siete y exhalar ocho relaja el sistema nervioso. Practícala antes y durante el vuelo para mejores resultados.
- Distracción física. Menon sugirió ocupar las manos con actividades como tejer, escribir o llevar juguetes sensoriales. Esto enfoca la mente y evita que el miedo tome protagonismo.
- Enfrentar el miedo gradualmente. Saltz explicó que evitar volar a largo plazo fortalece la fobia. En su lugar, sugirió dividir la experiencia en pasos manejables, como observar aviones aterrizando o escuchar con atención los motores al despegar.
Con el apoyo de un terapeuta, estas estrategias se combinan con la terapia de exposición, una técnica comprobada para reducir fobias. Mediante práctica y guía profesional, es posible desensibilizar los estímulos que causan miedo y ganar confianza con el tiempo.
Volar representa uno de los avances más increíbles de la humanidad, pero no debe ser una experiencia aterradora. Recuerda que cada pequeño paso cuenta y la perseverancia y las herramientas adecuadas hacen que las alturas dejen de ser un obstáculo y se conviertan en una oportunidad para explorar el mundo.