La GENIUS Act —una propuesta para regular las stablecoins y poner orden en el Far West cripto— fue bloqueado en el Senado, y no por falta de votos técnicos, sino por exceso de desconfianza. Lo que parecía un paso histórico hacia la legitimación de los activos digitales terminó estrellado contra el muro de las sospechas de corrupción, gracias al pequeño detalle de que la familia del presidente Trump tiene un imperio de negocios cripto, incluyendo una stablecoin que casualmente iba a beneficiarse del marco legal propuesto.
¿Coincidencia? Los demócratas no lo vieron así. De hecho, varios senadores que originalmente apoyaban la ley dieron un paso atrás en cuanto se imaginaron VIP dinners y tours en la Casa Blanca para los holders top del $Trump Coin. Lo que queda claro: el futuro de las stablecoins no depende solo de innovación tecnológica o voluntad legislativa, sino de cuánto poder político puede (o no) comprarse con un memecoin.
- La ley buscaba establecer un marco legal claro para las stablecoins, esas cripto que prometen estabilidad porque están ancladas al dólar o a algún activo “real”. Por primera vez, el Congreso trataba de dar reglas formales a un mercado que mueve miles de millones y vive en la ambigüedad. Incluía requisitos de respaldo financiero, auditorías y controles de emisión. Una regulación así podía atraer más inversión institucional y reducir riesgos sistémicos. Pero claro, también abría la puerta a actores con conexiones, y ahí fue donde se empezó a caer todo tras largos meses de discusiones en el Congreso.
- Aunque la versión oficial habla de preocupaciones por lavado de dinero, emisores extranjeros y seguridad nacional, el verdadero detonante fue político. La revelación de que Trump y su círculo cercano estaban involucrados en negocios cripto —incluyendo una inversión de $2,000 millones de fondos emiratíes— levantó todas las alarmas. Varios demócratas vieron en el bill un caballo de Troya que legitimaba proyectos personales y decidieron frenarlo.
¿Implicaciones para la industria cripto? Sí, pero momentáneo.
El rechazo a la GENIUS Act no es un no a las stablecoins, sino un “no por ahora”. El sector cripto pierde una oportunidad importante de obtener reglas claras en Estados Unidos, lo que genera más incertidumbre para startups, exchanges y usuarios. Además, envía el mensaje de que si estás demasiado cerca del poder, tu proyecto puede volverse tóxico, incluso para tus aliados. Ahora, toca esperar otro intento… sin tanto baggage.