Si algo sabemos de los recortes “responsables" es que siempre empiezan por los más vulnerables. La nueva propuesta de los legisladores republicanos dice querer salvar Medicaid, pero el plan demuestra todo lo contrario.
Mientras se prometen recortes sin dolor y con propósito, lo que realmente viene es un recorte tajante, que dejaría a millones sin la cobertura médica. Y todo eso para poder renovar los recortes de impuestos del presidente Trump. Eso sí, lo hacen con orgullo: trabajo voluntario forzado, nuevas barreras para inscribirse, y copagos que no dan ni para pagar el autobús al hospital. Pero no es un recorte, dicen. Solo están modernizando un programa que, según ellos, se estaba saliendo de control por… ¿dar salud a quien la necesita?
Medicaid paga la factura de los recortes fiscales. Los republicanos proponen recortes de $880,000 millones a Medicaid durante diez años para compensar los $4.5 billones en exenciones fiscales. Sí, así como lo lees: salud por taxes.
¿Qué expone este hermoso (solo para algunos cuantos) proyecto de recortes a Medicaid? Aquí los facts.
- Una de las piezas centrales del plan es imponer nuevos requisitos de trabajo a personas que reciben Medicaid. En concreto, adultos de entre 19 y 64 años sin hijos ni condiciones médicas graves tendrían que demostrar que trabajan, estudian o hacen voluntariado al menos 80 horas al mes. Si no lo hacen, pierden su cobertura. Los estados serían los encargados de verificar este cumplimiento. Aunque ya se ha intentado antes, la evidencia muestra que estas políticas no aumentan el empleo, pero sí reducen la cantidad de gente asegurada. Según la Oficina de Presupuesto del Congreso, esta medida por sí sola dejaría a unas 600,000 personas sin seguro y trasladaría parte del gasto a los gobiernos estatales.
- Otra medida clave es un cambio en el esquema de costos: ahora ciertos beneficiarios deberán pagar por cada atención médica que reciban. Esto afectaría a personas que ganan tan poco como $15,000 al año. Hasta ahora, Medicaid limitaba los gastos de bolsillo para no desincentivar el acceso a la salud. Pero con esta reforma, pagar por ver a un médico o por tomar una medicina ya no sería una excepción, sino la nueva normalidad para millones de personas que viven al día.
- El plan también apunta a recortar el tipo de servicios y proveedores que Medicaid puede cubrir. Por ejemplo, prohíbe que se usen fondos para atención médica relacionada con afirmación de género en menores, bloquea pagos a clínicas como Planned Parenthood y congela los llamados “provider taxes”, un mecanismo clave que los estados usan para obtener fondos federales. Estas restricciones reducirían aún más el acceso a salud sexual, reproductiva y comunitaria, especialmente en zonas rurales o de bajos recursos.
- La ley limita el período de inscripción a los seguros del Obamacare y hace más difícil aplicar fuera de las fechas oficiales. Todo esto en nombre del “ahorro”, pero con un costo humano que ya empieza a tomar forma: según proyecciones, al menos 8.6 millones de personas perderían su cobertura médica antes de 2034.
El plan republicano para recortar Medicaid no es solo un ajuste fiscal, es una prueba de cuáles son realmente las prioridades. Millones podrían perder cobertura médica mientras se extienden recortes de impuestos que benefician, en su mayoría, a los más ricos. Aunque el proyecto intenta disfrazarse de “reforma responsable”, el costo humano es difícil de ignorar.
La resistencia ya empezó, incluso dentro del propio partido. Pero el mensaje es claro: en esta balanza, la salud pesa menos que los tax cuts.