La inflación en EEUU cayó al 2.3% en abril, su nivel más bajo desde febrero de 2021. Aunque esa cifra parece buena noticia, la historia detrás no es tan clara. El desplome de los precios de los huevos, carros usados y ropa ayudó, sí, pero también se notó una baja en servicios como vuelos, hoteles y eventos deportivos, lo que podría estar hablando más de una demanda débil que de una economía saludable.
Menos viajes, más cenas fuera. Las tarifas aéreas bajaron un 2.8% solo en abril, sumando tres meses consecutivos en rojo.
Las entradas para eventos deportivos se desplomaron un 12.2%, la mayor caída mensual desde que se tiene registro. También bajaron los precios de hoteles y otros alojamientos. Aun así, no todo el consumo se está enfriando: las reservas en restaurantes aumentaron un 10% en abril frente al mismo mes del año pasado y un 8% en lo que va de mayo, según datos de OpenTable.
Señales mixtas, riesgos reales. Aunque algunos precios bajaron, no es porque todo esté funcionando mejor. Parte de la caída responde a incertidumbre, menor confianza del consumidor y factores externos como el desplome del petróleo, que tocó los $57.13 por barril, su punto más bajo en cuatro años.
Lo que parece alivio en los bolsillos podría ser solo un respiro antes de una nueva ronda inflacionaria si los aranceles vuelven con fuerza. Leer mal estas señales puede salir caro.