El índice Bloomberg Dollar Spot ha mostrado una caída del 0.4% este miércoles, marcando su tercera caída consecutiva. Este descenso en el valor del dólar viene en medio de expectativas por la próxima reunión del Grupo de los Siete, con la atención puesta en las posibles señales que la administración estadounidense pudiera enviar respecto a su política monetaria.
Las discusiones sobre divisas se intensifican
Las discusiones sobre el manejo de las divisas aparecen nuevamente en la agenda internacional. Desde Corea del Sur, el Ministerio de Finanzas ha confirmado que las conversaciones sobre divisas con EE. UU. están en curso; sin embargo, todavía no hay decisiones finales. Por otro lado, en Japón, el Ministro de Finanzas Katsunobu Kato ha declarado su intención de buscar una ocasión para hablar sobre el tema con su homólogo estadounidense Scott Bessent esta semana.
En medio de este entorno volátil, el won surcoreano ha registrado un avance significativo, subiendo hasta un 1.7% para ubicarse en 1,370.75 por dólar estadounidense, su nivel más fuerte desde noviembre. Esta apreciación de la moneda refleja las discusiones comerciales en curso entre Corea del Sur y Estados Unidos, las cuales habrían influenciado el movimiento positivo del won.
Incertidumbre en torno al dólar en el G-7
Shaun Osborne de Scotiabank señala que los temores de los inversores están centrados en que las conversaciones sobre divisas puedan "infiltrarse en las conversaciones bilaterales" durante la cumbre del G-7, afectando aún más al dólar. A esto se suman los comentarios de Chris Turner de ING, quien indica que es muy probable que el lenguaje de la política de divisas permanezca sin cambios en las reuniones de las naciones del G-7.
Impacto fiscal en la caída del dólar
El debilitamiento del dólar también está influido por preocupaciones fiscales internas. Morgan Stanley ha ajustado su pronóstico, viendo un debilitamiento del dólar a pesar de un aumento en acciones y bonos estadounidenses. Esto sucede en el contexto de la reciente degradación de la deuda de EE. UU. por Moody’s, debido a la incapacidad para frenar una tendencia de grandes déficits fiscales, lo que también ha elevado los rendimientos a largo plazo en EE. UU., incidiendo en la debilidad de la moneda.