En un barrio vibrante de Washington, DC, Fernando Gonzalez no solo tatúa: cuenta historias, honra raíces y transforma pieles en lienzos con alma. Su estudio, Embassy Tattoo, rebosa energía creativa, y su trabajo en blanco y negro atrapa por su nivel de detalle y emoción. Desde sus días en Guadalajara hasta los premios internacionales, su camino está marcado por talento, perseverancia y un amor profundo por el arte.
De Alexandria a Guadalajara: el arte como destino
Fernando nació en Alexandria, Virginia, pero vivió su infancia en Guadalajara, México. En esa ciudad, rodeado de cultura vibrante y expresiva, aprendió a mirar el mundo con ojos de artista. Allí empezó a dibujar y a pintar con intensidad. Cuando volvió a Estados Unidos, ya dominaba el trazo con naturalidad. Murales, encargos personalizados y piezas para amigos fueron su entrenamiento antes de pasar a la piel como superficie definitiva.
Tinta con propósito
Su alma inquieta lo llevó a crear un espacio donde pudiera compartir su visión artística. En 2009 abrió Embassy Tattoo, que poco a poco se convirtió en un referente no solo por la calidad de su trabajo, sino por el equipo diverso de artistas que ha formado. Desde entonces, Washington DC ha ganado uno de los mejores estudios de tatuajes de la región.
Desde 2021, diferentes medios han incluido a Embassy entre los 7 mejores estudios de tatuajes en Washington, DC, y en 2024, la guía Far & Wide lo destacó como el puesto 17 entre los mejores del país.
Retratos que cobran vida
Fernando se especializa en retratos en blanco y negro, un estilo que exige técnica, paciencia y una mirada fina para los matices. Su dominio en este campo lo llevó a obtener trofeos de primer lugar en convenciones internacionales. Más de 10 países han presenciado su trabajo en acción.
Un viernes 13 con alma de festival
Más allá del arte, Fernando convirtió su estudio en un espacio que también conecta con la comunidad. Cada viernes 13, desde hace nueve años, Embassy Tattoo celebra una jornada especial de tatuajes flash a precios accesibles. El evento ya se volvió parte del calendario urbano en DC. Las filas rodean la cuadra y el equipo entero trabaja durante ocho horas sin pausa. En su última edición, tatuaron a alrededor de 200 personas. Para Anthony Pagharion, gerente del estudio, este día tiene más peso que la superstición.
“Es una forma de devolverle algo a la ciudad que siempre nos ha apoyado”, declaró a Washingtonian.
Tatuajes que empoderan
Fernando cree en el poder del arte como vehículo de expresión personal. A lo largo de su carrera, ha creado tatuajes que acompañan momentos importantes, honran historias familiares o reflejan transformaciones personales. Embassy Tattoo se convirtió en un espacio donde el arte no solo decora, sino que acompaña y transforma.
Para él, cada diseño debe reflejar autenticidad, y por eso dedica tiempo a entender lo que cada cliente busca. Con una técnica precisa y un enfoque empático, su trabajo deja huella no solo en la piel, sino también en quienes lo eligen.