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Caíste en la trampa Oval

El presidente de Sudáfrica llegó a la Casa Blanca con la inocencia de hablar de negocios y lo lanzaron al paredón de la Oficina Oval

Foto: EFE

Visitar la Oficina Oval solía ser un logro diplomático. Ahora, más bien parece una prueba de resistencia emocional.

El presidente sudafricano Cyril Ramaphosa llegó con la intención de hablar de comercio y terminó enfrentándose a un inesperado tour de videos polémicos en plena reunión. ¿El objetivo? Exponer a cualquiera que no esté completamente alineado con la Casa Blanca.

Con las luces bajas y la proyección de videos sensibles, la reunión se transformó en una función especial con Trump como anfitrión y Elon Musk —que, por si no lo sabías, también es sudafricano— como invitado sorpresa.

Se repite la historia (pero peor). ¿Una humillación premeditada? Maybe, porque los videos no llegaron en el momento, ya se tenían. La visita también recordó la desastrosa reunión que tuvo Volodymyr Zelensky y el presidente Trump en la Oficina Oval el 28 de febrero. 

  • Una emboscada a todo color. El presidente sudafricano fue sorprendido con un video cargado de mensajes violentos de figuras de la oposición radical en su país. La escena incluyó luces apagadas, proyecciones en pantalla, y un Trump comentando “esto tiene que responderse”. 
  • La narrativa del genocidio blanco dijo presente. Con base a afirmaciones rechazadas por cortes sudafricanas y calificadas de falsas, Trump volvió a justificar su política de cortar ayudas, expulsar al embajador sudafricano y abrir la puerta a refugiados blancos. “Cuando toman la tierra, matan al granjero blanco, y no les pasa nada”, dijo Trump. Hace un par de días, la Casa Blanca dio la bienvenida a Estados Unidos a más de 30 sudafricanos blancos que “huían de su país”. 
  • El nuevo protocolo para líderes extranjeros: venir preparados para todo, incluso humillaciones. Desde Zelensky hasta Ramaphosa, la Oficina Oval ahora es una danger zone para algunos líderes extranjeros. Aunque hay sus excepciones (con intenciones) como el presidente de El Salvador o el primer ministro británico, que han logrado mantener la diplomacia. 

¿La cereza del pastel? El avión qatarí. 

Mientras el presidente sudafricano decía –irónicamente– que no tenía “un avión para regalar”, un reportero le preguntó (a Trump) sin rodeos sobre el avión de Qatar que aceptó el Departamento de Defensa para usar como el Air Force One. ¿La respuesta? No hubo. Solo furia. Trump acusó a la prensa de “desviar la atención de temas más importantes”. Como si este no lo fuera.

Parece que la Casa Blanca ahora tiene un manual no escrito: salte del guion y prepárate para lo inesperado. La diplomacia ya no es solo cuestión de países, se convirtió en un escenario de preguntas difíciles y respuestas impredecibles.

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