Empezamos con una historia de altos vuelos en el mundo académico y sus ramificaciones financieras. Sí, estamos hablando de Harvard University y su reciente enfrentamiento con la administración de EE. UU. Según el informe original, Harvard se lanzó a los tribunales para combatir la decisión del gobierno de revocar su capacidad para inscribir estudiantes extranjeros, una medida que va mucho más allá de una simple disputa burocrática.
Impacto sobre las finanzas de Harvard
Aquí hay cifras que llaman la atención: los bonos de Harvard, parte de una deuda de 8.2 mil millones de dólares, están sintiendo el impacto de esta pelea. Uno de sus bonos, con un rendimiento del 3.15% y vencimiento en 2046, cayó a 66.5 centavos por dólar. El valor de este bono ya bajó significativamente, reflejando la situación tensa con la administración que rechina desde marzo, luego de las advertencias federales sobre el antisemitismo.
Acusaciones graves de las autoridades
No se detiene ahí. La Secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, tomó acciones duras al ordenar la terminación del programa de certificación de estudiantes y visitantes de intercambio de Harvard. Pero no solo se trató de medidas administrativas; Noem lanzó acusaciones contundentes hacia Harvard, acusándola de fomentar violencia y antisemitismo, además de colaborar con el Partido Comunista Chino. Todo esto pone a la universidad en el ojo de una tormenta política y legal.
Reacción de Harvard ante las acusaciones
En una respuesta contundente, Harvard no se quedó de brazos cruzados y presentó una demanda en un tribunal federal en Boston. La universidad describió la revocación como una "violación flagrante" de la Constitución de los EE. UU. y otras leyes federales. Según Harvard, estas acciones ya han tenido un "efecto inmediato y devastador" en la institución y perjudican a más de 7,000 titulares de visas vinculados a la universidad.
Este enfrentamiento no solo afecta a Harvard, sino que potencialmente reconfigura la relación entre las instituciones educativas de élite y el gobierno federal en un país donde el acceso a estudiantes extranjeros es crucial. La lucha continúa, y todos están atentos al próximo capítulo. ¿Será este un punto de inflexión o simplemente otro giro en la cada vez más complicada relación entre el gobierno y la academia?