ir al contenido

Enseñar en Virginia cuesta más de lo que muchos maestros pueden pagar

Un maestro nuevo en Fairfax gana alrededor de $59,000 al año. Pero el alquiler promedio de un apartamento de una habitación en el área cuesta más de $2,000 al mes.

Foto: Maiko Valentino Báez Brito/Pexels.

Dar clases en el norte de Virginia se convirtió en un lujo. Muchos maestros enseñan en Fairfax County, uno de los distritos escolares más grandes y reconocidos del país, pero no pueden vivir allí. Entre sueldos que no alcanzan y precios de vivienda que no paran de subir, los educadores se ven forzados a mudarse lejos de sus escuelas, lidiar con largos trayectos y alejarse de la comunidad que intentan formar en el aula.

La matemática no cierra

Un maestro nuevo en Fairfax gana alrededor de $59,000 al año. Pero el alquiler promedio de un apartamento de una habitación en el área cuesta más de $2,000 al mes. Eso representa un 42% del salario anual del educador solo en renta, muy por encima del 30% recomendado por los expertos financieros.

Según el informe más reciente del National Council on Teacher Quality (NCTQ) Fairfax figura entre los 10 distritos menos accesibles del país para los docentes. Y mientras los alquileres subieron un 41% desde 2019, los sueldos apenas crecieron un 16%.

“He trabajado en educación toda mi vida, pero no puedo pagar vivir en la misma ciudad donde enseño. Manejo más de una hora al día para llegar a mi salón. Me agota”, contó Josh Redhelm, maestro de secundaria en Arlington a WJLA.

El costo invisible: tiempo, energía y pertenencia

El problema va más allá del bolsillo. Vivir lejos de la escuela debilita los lazos con la comunidad. Los docentes pasan más tiempo en el tráfico que en actividades escolares o con sus propios hijos. Además, muchos se pierden reuniones con padres, tutorías, deportes o eventos extracurriculares.

Heather Peske, presidenta del NCTQ, advirtió que esta situación impacta directamente en la calidad educativa:

“Cuesta atraer y mantener buenos maestros cuando ni siquiera pueden pagar un alquiler cerca de su escuela. Y si viven lejos, es más probable que renuncien y busquen trabajo en otro lado”.

En Fairfax, esta desconexión también se siente en las cifras: el distrito enfrenta una rotación de personal más alta que el promedio nacional. Y esa inestabilidad afecta a los estudiantes, que cambian de maestro con demasiada frecuencia.

¿Y las soluciones? Apenas comienzan

En abril de 2025, el distrito escolar de Fairfax aprobó un aumento salarial del 6% para maestros sindicalizados, vigente desde julio. Pero según la Asociación Nacional de Educación, esta medida apenas compensa la inflación y sigue dejando a los educadores fuera del mercado inmobiliario local.

Otros lugares están experimentando con respuestas más creativas. En Palo Alto, California, por ejemplo, se construyen 110 apartamentos exclusivos y a bajo costo para maestros. Proyectos similares están sobre la mesa en Montgomery y Prince George’s County, aunque aún no avanzaron en Virginia. El superintendente del distrito, Dr. Michelle Reid, reconoció el desafío:

“Sabemos que nuestros educadores luchan por mantenerse en esta región. Necesitamos soluciones estructurales, y rápido”.

Una lección urgente

La crisis de vivienda para maestros no es solo un problema financiero; es un problema educativo. Si los educadores no pueden vivir donde enseñan, las comunidades pierden referentes, los estudiantes pierden estabilidad y el sistema pierde talento. En palabras de Peske, del NCTQ:

“No basta con hablar de vocación. Hay que pagar sueldos que permitan vivir dignamente y construir una carrera en el aula”.

Hasta que eso no pase, miles de maestros seguirán viviendo una contradicción dolorosa: enseñar a construir futuro sin poder costear su presente.

Últimas Noticias