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Sequías, inundaciones, huracanes: aumentan probabilidades de que la Tierra supere los 1.5°C. ¿Están las comunidades latinas preparadas para los efectos?

Según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), publicados a finales de mayo, hay un 70% de probabilidades de que, entre 2025 y 2029, el planeta supere temporalmente los 1.5 °C de calentamiento

Foto: Mika Baumeister/Unplash.

La Tierra se está calentando. Rápido. Y las consecuencias no son un problema futuro: están aquí, ahora, golpeando más fuerte a las comunidades que menos recursos tienen para defenderse. 

Según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), publicados a finales de mayo, hay un 70% de probabilidades de que, entre 2025 y 2029, el planeta supere temporalmente los 1.5 °C de calentamiento con respecto a la era preindustrial. 

No es solo una cifra: es una advertencia con nombre, apellido y código postal… y muchos de esos códigos postales pertenecen a comunidades latinas en Estados Unidos.

¿Qué pasa si pasamos los 1.5 °C? Ese número no salió de la nada. En 2015, en el Acuerdo de París, casi todos los países del mundo acordaron hacer todo lo posible para evitar que el calentamiento global superara los 1.5 °C, porque más allá de ese umbral las consecuencias se vuelven más intensas, más frecuentes… y más mortales. 

Lo que parecía una posibilidad remota hace una década, ahora es casi inevitable.

El 2023 y el 2024 ya rompieron récords como los años más calurosos de la historia, y las proyecciones indican que lo peor aún está por venir. Como dijo Ko Barrett, secretaria general adjunta de la OMM: “acabamos de vivir los diez años más calurosos jamás registrados, y no hay señales de que esto vaya a cambiar”.

Cada fracción de grado de calentamiento global que sube intensificará las olas de calor, las sequías, las lluvias extremas, el deshielo de los bloques polares, de los glaciares y del hielo marino. 

Friederike Otto, climatóloga del Imperial College de Londres ya lanza una advertencia. “Hemos alcanzado un nivel peligroso de calentamiento global con recientes inundaciones mortales en Francia, Argelia, India, China, Ghana y Australia”. Mencionó también los incendios forestales en Canadá.

“Seguir dependiendo del petróleo, el gas y el carbón en 2025 es una absoluta locura”, agregó.

El clima extremo llegó para quedarse 

¿Y qué significa esto para quienes viven en Estados Unidos, y más específicamente, para los millones de latinos que trabajan en los campos, en la construcción, en los restaurantes, o que viven en vecindarios donde el concreto quema y el aire acondicionado es un lujo?

Significa más inundaciones, más calor, más sequía, más enfermedades, y más desigualdad.

Inundaciones donde menos se espera. Las lluvias torrenciales, alimentadas por un clima más cálido, ya están saturando sistemas de drenaje y provocando inundaciones en áreas urbanas de ciudades como Nueva York, Houston y Miami. 

Las comunidades latinas en estas zonas han sido históricamente ignorados por la infraestructura de emergencia, lo que deja a las familias expuestas, sin seguros adecuados y con menos recursos para recuperarse de los efectos del cambio climático. 

Un calor que mata. Las olas de calor se están intensificando. En ciudades como Phoenix, donde gran parte de la población hispana trabaja al aire libre, las temperaturas han superado los 45 °C (113 °F). El calor extremo ya es la causa meteorológica número uno de muertes en Estados Unidos. Y sí, quienes viven en comunidades con menos vegetación, peor infraestructura y mayor pobreza —como muchos barrios latinos— son los más vulnerables.

Sequías devastadoras. California, Arizona, Texas… lugares donde viven millones de familias latinas están en el epicentro de las sequías prolongadas. Esto no solo afecta el suministro de agua, sino también la agricultura y el trabajo de miles de personas que dependen del campo para sobrevivir.

Además, una sequía prolongada provoca un efecto dominó indeseado: cuando finalmente llegan las lluvias, el suelo seco no absorbe el agua, y el resultado son inundaciones repentinas que destruyen viviendas, escuelas, hospitales y sueños.

¿Por qué importa tanto este 1.5 °C?

Porque cada décima de grado adicional cuenta. Así lo explicó la climatóloga Natalie Mahowald, de la Universidad de Cornell: “una temperatura media global más alta significa huracanes más fuertes, lluvias más intensas y sequías más prolongadas. Y eso significa más pérdidas humanas”.

Ya estamos viendo cómo el deshielo en el Ártico afecta los patrones climáticos globales, cómo los incendios forestales se vuelven más feroces cada año, y cómo la salud pública está siendo golpeada por enfermedades transmitidas por mosquitos y por el aumento del ozono a nivel del suelo.

Una crisis climática con rostro latino. No es casualidad que las comunidades más afectadas sean también las que históricamente han sido más desatendidas. El cambio climático no es “el gran igualador”. Es, en realidad, un amplificador de desigualdades. Y si no se toman medidas urgentes, las comunidades latinas enfrentarán lo peor de esta crisis: hogares destruidos, fuentes de ingreso desaparecidas, y salud en riesgo.

Es mucho lo que se puede hacer y las comunidades latinas no están esperando: they're already doing the work. 

Muchas organizaciones, líderes e incluso comunidades enteras están trabajando para hacerle frente a los efectos del cambio climático (y con muchos factores en contra, como la falta de financiación para los proyectos verdes). 

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