Desde el 29 de abril, Washington DC sumó un nuevo hotspot culinario: Fish Shop, un restaurante y bar que mezcla mariscos frescos, diseño artesanal y respeto por la tradición pesquera. El grupo internacional de hospitalidad Artfarm abrió este local en The Wharf, lugar simbólico por albergar el mercado de pescado al aire libre más antiguo de América del Norte. Esta es la primera sede de Fish Shop fuera de Escocia, tras su exitoso debut en Ballater en mayo de 2023.
De Ballater a la Bahía de Chesapeake
El restaurante original en Escocia no pasó desapercibido. En menos de un año, Condé Nast Traveller lo nombró uno de los mejores nuevos restaurantes del mundo. Además, recibió el Bib Gourmand de la Guía Michelin y el primer Premio al Servicio Michelin. Ahora, en su nueva casa estadounidense, Fish Shop rinde homenaje tanto a su origen como a las comunidades pesqueras del Potomac y la Bahía de Chesapeake.
Una cocina que respeta las estaciones y al planeta
Fish Shop en DC ofrece un menú que gira según lo que abunda en el Atlántico Medio. El pescado llega de una red de pequeños botes que salen solo por el día o viajes cortos. Usan métodos responsables como redes estacionarias, caña, trampas para crustáceos y hasta arco y flecha.
Entre los platos más llamativos del menú figuran:
- Ostras Tall Timbers con mantequilla marrón y 'nduja
- Crumpets de trucha ahumada Smoke in Chimneys
- Fluke curado en kombu con naranja sanguina y kale crujiente
- Almejas al vapor con salchicha casera y ragú de garbanzo
- Lubina rayada a la parrilla con coliflor, gnocchi y arvejas
- Helado de chocolate del Potomac (75%) con sal marina y aceite de oliva de California
- Tiramisú con maní confitado de Virginia
La cocina incluye una sala exclusiva para preparar pescados enteros, lo que reduce el desperdicio y permite curarlos, secarlos y envejecerlos en el mismo lugar.
Cocteles escoceses y vino sin intervención
La barra no se queda atrás. Los vinos provienen de viñedos que practican viticultura consciente, como Glen Manor Vineyards (Montañas Blue Ridge) y Lightwell Survey (Valle de Shenandoah). La coctelería se inspira en Escocia: reinventaron su negroni clásico con Hardy ice plant, una suculenta invasora que reemplaza al samphire.
La cerveza y la sidra celebran lo local, con etiquetas de cervecerías como Other Half y Soul Mega.



Fotos: Dave Watts.
Arte, diseño y reciclaje en cada rincón
El interior del restaurante refleja su compromiso con la sostenibilidad. La decoración incluye lámparas de vidrio reciclado (hechas por el artista local Erwin Timmers), mesas con plástico reutilizado (como potes de yogur y redes de pesca) y alfombras tejidas con plásticos reciclados.
Desde el techo, una instalación con 200 canastas tejidas flota sobre la barra. La armaron Angela Eastman (Carolina del Norte) y Helen Jackson (Escocia), usando sauce y glicinia nativa. Las vajillas, creadas por la ceramista Emily Wicks (Richmond), y los muebles con maderas rescatadas de barcos y casas antiguas completan la propuesta.
Compromiso real con el entorno
Fish Shop no solo cocina con ingredientes sostenibles. También colabora con la organización local Dreaming Out Loud, que impulsa sistemas alimentarios urbanos en DC desde 2008. Los comensales pueden hacer una donación opcional de $1 por cuenta.
La estética rinde tributo a Escocia con tartán diseñado por Araminta Campbell, cuyas líneas y colores evocan los hilos de redes tradicionales. Además, las paredes exhiben obras como "Shoal Study I" de Ambera Wellmann y coloridas esculturas textiles de Phyllida Barlow.
Dónde, cuándo y cómo reservar
Fish Shop está en 610 Water Street SW, Washington, DC 20024. Atiende almuerzo de lunes a viernes (11:30 a.m. - 3 p.m.), brunch los fines de semana (11 a.m. - 3 p.m.) y cena todos los días (hasta las 10 p.m., y viernes-sábados hasta las 11 p.m.).
Cuenta con espacio para 180 personas, una terraza y tres comedores privados para 24, 12 y 10 personas respectivamente. Las reservas se hacen por fishshopdc.com o en Resy, aunque también reciben walk-ins.
Fish Shop llegó para quedarse, con una propuesta que no solo conquista el paladar, sino que también honra la tradición, apoya lo local y protege el medio ambiente sin sacrificar estilo ni sabor.