El panorama comercial entre el Reino Unido y Estados Unidos está en un momento crítico. El Primer Ministro británico, Keir Starmer, aseguró recientemente que los aranceles sobre las importaciones de acero británico en EE.UU. se reducirían a cero en un "par de semanas". Sin embargo, como señala el informe original, este optimismo llega en un contexto de incertidumbre, ya que el acuerdo de alivio arancelario entre ambos países todavía no se ha implementado formalmente.
El mes pasado, se llegó a un acuerdo entre Starmer y el Presidente de EE.UU., Donald Trump, para reducir aranceles en sectores como el acero, aluminio y automóviles, a cambio de que Reino Unido haga lo mismo con productos como la carne de res y el etanol. A pesar de que este acuerdo es motivo de esperanza, los detalles siguen atascados en proceso de implementación. En este sentido, el Ministro de Comercio británico, Jonathan Reynolds, y el Representante de Comercio de EE.UU., Jamieson Greer, se reunieron para agilizar estas reducciones arancelarias sectoriales.
El riesgo latente del 50%
Un importante detalle del acuerdo es la cláusula en la proclamación de Trump, que podría aumentar los aranceles sobre el acero británico a un 50% a partir del 9 de julio, si el acuerdo sigue sin implementarse. Por ahora, gracias a la intervención de Reynolds, Gran Bretaña ha conseguido evitar este aumento y mantener el arancel en un 25%. Sin embargo, el director de UK Steel, Gareth Stace, ha advertido que la incertidumbre actual podría disuadir a los compradores estadounidenses de hacer pedidos.
Expectativas del sector
La organización industrial UK Steel ha sido clara al señalar la necesidad de que este acuerdo se materialice rápidamente. Reynolds ha recibido elogios por su rápida actuación para garantizar la estabilidad del comercio de acero, evitando así un alza abrupta del 50%. Sin embargo, las demoras en la implementación del acuerdo siguen siendo una preocupación, ya que este retraso puede afectar la confianza del mercado y el flujo de pedidos hacia el Reino Unido.
En resumen, aunque el futuro inmediato parece prometedor con la posibilidad de eliminar aranceles, el reloj avanza y la fecha límite se acerca. Es esencial que tanto Reino Unido como Estados Unidos concreten el acuerdo alcanzado en mayo para asegurar una relación comercial estable y beneficiosa para ambos lados del Atlántico.