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¿Puede Harvard seguir siendo Harvard?

La universidad está batallando una guerra con la Casa Blanca por la financiación de fondos y las visas a estudiantes extranjeros

Foto: EFE

Una jueza federal bloqueó la orden que impedía a Harvard inscribir estudiantes extranjeros. Pero, no todo está ganado. Aunque Harvard podría vencer a Donald Trump en los tribunales, podría perder la guerra contra la Casa Blanca: el gobierno ya respondió con una nueva proclamación para seguir limitando la entrada de esos mismos estudiantes, dejando claro que esta pelea apenas comienza.

La administración tiene otras rutas para complicar las cosas y golpear donde más duele: congeló más de 2,200 millones de dólares en fondos de investigación, amenazó con revocar el estatus fiscal y, lo que es peor, controló –y aún lo está haciendo– el flujo de visas.

Así tan claro como lo lees: el gobierno puede decidir negar o retrasar visados sin dar explicaciones claras, dejando a miles de estudiantes en un limbo kafkiano. Incluso, si se restablecen los contratos y las subvenciones, la administración aún puede denegar futuras subvenciones y contratos. 

¿El impacto de estas tácticas agresivas de la Casa Blanca contra Harvard? Ya se está viendo.

Los expertos aseguran que estas medidas de la Casa Blanca están teniendo un efecto disuasorio en los estudiantes y los profesores (actuales y futuros). Esto abre muchas interrogantes, pero la principal es que si con este panorama, la universidad perderá talento destacado e incluso, su prestigio internacional que la define como una de los mejores campus del mundo. 

Aunque Harvard gane en la corte, perder fuera de ella es una posibilidad muy real: sin fondos federales, sin talento internacional, con estudiantes esperando visas que nunca llegan, y bajo el constante escrutinio de agencias gubernamentales que parecen más interesadas en castigar que en proteger, su identidad podría no volver a ser lo que era.

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