ir al contenido

La fascinación por los despliegues militares se convierte en política de Estado

El presidente está haciendo de su rol como comandante en jefe el eje narrativo de su regreso.

Foto: EFE

Donald Trump no oculta su fascinación por los despliegues militares. Esta semana, esa pasión se convirtió en política de Estado. Desde una respuesta armada a protestas en Los Ángeles hasta un desfile de tanques y helicópteros en Washington, el presidente está haciendo de su rol como comandante en jefe el eje narrativo de su regreso. Y todo, claro, con cámaras, discursos y un calendario que juega a su favor: cumpleaños presidencial, Día de la Bandera y aniversario del Ejército.

El presidente se está esforzando. El sueño que tuvo de mostrar una fuerza ejecutiva inigualable lo está cumpliendo en su segundo mandato. Pero más allá del espectáculo, se dibuja una estrategia clara: usar la fuerza como señal de poder. No solo ante enemigos externos, sino —y esto es clave— hacia dentro del país.

  • El envío de miles de efectivos a Los Ángeles marca un punto de quiebre. La orden no solo ignoró las objeciones del gobernador Gavin Newsom, sino que fue acompañada de una retórica que criminaliza la protesta. Trump calificó a los manifestantes de “insurreccionistas”, sugiriendo que podría invocar la Insurrection Act, una ley pensada para casos extremos de desorden civil. Esa narrativa permite justificar el uso militar en cualquier estado bajo criterios definidos únicamente por él.
  • El desfile en DC no es solo una fiesta: es mensaje político. La parada militar del sábado será la más grande en décadas: tanques Abrams, helicópteros de combate, y una coreografía aérea sobre la capital. Oficialmente es un homenaje al Ejército en su 250 aniversario, pero el contexto no es neutral. Coincide con protestas, órdenes de despliegue y discursos partidistas. El evento proyecta la imagen de un Trump empoderado, que asocia su figura con la fuerza y la disciplina del aparato militar —una postal de poder dirigida tanto a su base como a sus críticos.
  • La advertencia de usar más fuerza está lanzada. Si las protestas se extienden más allá de California, la Guardia Nacional estará ahí y los Marines también, si es necesario, advirtió el presidente. También dijo que si las manifestaciones del 14 de junio se salen de control, desplegará una very big force. Más claro que el agua no puede ser. 

La mente maestra: Stephen Miller. Menos filtro, más ejecución. 

"Stephen ha sido claro en todas las reuniones: más ejército, más rápido", dijo un asesor de Trump, citado por Axios. 

Con figuras como Miller impulsando decisiones duras y Kristi Noem apoyando sin matices, el segundo mandato de Trump muestra menos filtros y más ejecución.

Esta vez no hay asesores que frenen la mano: si en 2020 se contuvo, en 2025 va a fondo. Además de la respuesta a protestas, ha usado al Ejército para apoyar deportaciones, movilizar migrantes por aire y asegurar la frontera. Todo forma parte de una visión que ve en el orden y la fuerza herramientas políticas, no solo institucionales.